Descubre cuál es la música que, al escucharla, te vuelves más tonto
Según un estudio recién publicado, el reguetón podría estar friendo tus neuronas más rápido de lo que Fonsi canta "Despacito". Y no, no es una opinión personal, ¡es ciencia!
Un grupo de científicos de la Universidad de Helsinki ha encontrado una relación entre el reguetón y varios problemas cognitivos serios. Entre ellos podemos contar: depresión, trastornos alimenticios, falta de autoestima, y un largo etcétera. El perreo intenso podría estar haciéndole un "combo breaker" a tu cerebro.
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Si ya estás pensando en salir de fiesta, quizás quieras reconsiderar el playlist. El reguetón podría estar llevándote directo a la liga de los olvidadizos. Los científicos citados anteriormente aseguran que sus melodías simples y letras pegajosas ponen nuestras neuronas en modo vacaciones: No es que las mate, pero tampoco que les haga nada bien.
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No solo es que tu cerebro se relaja tanto que parece estar en una hamaca bajo el sol; el estudio también asocia este ritmo tropical con problemas de autoestima, relaciones interpersonales más tendientes a la dramatización y otras joyitas, según Infobae.
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Así que cuidado con tus hijos, sobrinos y hermanos, esos mismos que se saben cada letra de Anuel y piensan que un perreo bien intenso es la solución a todo. Spoiler: no lo es.
En entrevista para Infobae, la psicóloga infantil Daniela Muñoz afirmó que el reguetón angustia a los niños y provoca un "impacto negativo en su desarrollo cognitivo", sobre todo gracias sus letras "hipersexualizadas" para las que no están preparados para discernir.
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Mientras que la Revista de Neurología afirma que Mozart y Beethoven te ponen las neuronas a trabajar, el reguetón parece hacer todo lo contrario, entre otras razones porque sus letras, en su inmeeeeensa mayoría, no requieren ningún esfuerzo mental.
Exacto, cero. En cambio, la música clásica te hace pensar, sentir y, lo más importante, no te deja el cerebro hecho papilla.
Un estudio realizado por las universidades de Warwick y Birmingham, en Reino Unido, afirma que hay una conexión entre la música rock y la inteligencia. Según ellos, los amantes de este género tendrían un coeficiente intelectual más alto a diferencia de los que escuchan otra clase de ritmos.
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El rock se nutre fuertemente de influencias como el blues eléctrico, el folk, el jazz y música clásica, entre otros. Este género se conoce por su energía, rebeldía y el predominio de letras profundas. Algunas personas lo consideran entretenimiento y hay otras que lo ven como una herramienta de expresión social y política.
Basta citar canciones clásicas como “Bohemian Rhapsody”, de Queen, que cuenta con infinidad de diferentes interpretaciones debido a lo intrincado de su letra, además de combinar diferentes géneros de música en una sola canción.
Según los investigadores ingleses, la complejidad musical y la lírica pueden ser atractivas para aquellos que tienen una mente inquisitiva y analítica. Ya que el rock ayuda con la estimulación del cerebro humano. La estructura de sus canciones complejas, cambios de ritmos inesperados y letras desafiantes, pueden estimular el cerebro y mejorar el pensamiento crítico y resolución de problemas.
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Los científicos finlandeses hasta sugieren que los adolescentes que escuchan reguetón podrían desarrollar trastornos psicológicos, porque las letras no siempre son "family friendly". Así que quizás sea momento de cambiar "bellakeo" por algo un poquito menos dañino para tu salud mental.
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Existe otro estudio más longevo, que proviene del 2013. Fue publicado por científicos de la Universidad de Miami quienes descubrieron que el reguetón podría dañar tu hipotálamo y afectar tu memoria a corto plazo. ¡Y aún hay más!
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Otorrinolaringólogos de prestigio, entre los que destaca la doctora Catalina Matalón alertan de que los ritmos del reguetón podrían estar haciéndole un flaco favor a tus oídos, sobre todo si lo escuchas con audífonos o a un volumen superior a los 85 decibelios (dB) porque nuestros oídos sufren con las frecuencias tan bajas que predominan en este tipo de música (y la costumbre tan poco saludable de subirle a “los bajos” a todo lo que dan).
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Quizás quieras pensarlo dos veces. Prueba explorar otros géneros musicales: Escucha música clásica para trabajar o estudiar y rock en tus ratos de ocio. Y si no estás dispuesto a abandonar el perreo intenso, al menos invierte en unos buenos tapones para los oídos. ¡Tu cerebro (y tus neuronas) te lo agradecerán!
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