El día que Superman voló a Chile para enfrentarse al dictador Augusto Pinochet
Son muchas las veces que la realidad supera a la ficción. Y buena muestra de ello es la historia que nos retrotrae al mes de noviembre de 1987, en un momento convulso dentro de una sociedad chilena por la dictadura de Augusto Pinochet, que narra cómo, en respuesta a un ataque directo a la cultura del país, tuvo que intervenir allí el mismísimo Superman.
Y no es que Clark Kent volara hasta el país sudamericano ataviado con su característico traje azul acompañado de su capa y su ropa interior roja para combatir al tirano chileno, sino que fue el actor Christopher Reeve quien fue hasta allí para apoyar a un nutrido grupo de compañeros del gremio acorralados por las represalias del régimen.
Sólo un año después de esta historia, Pinochet, tras 14 años en el poder en Chile, se enfrentaba a un plebiscito nacional entre sus ciudadanos para ver si podía volver a ser elegido, en 1989, como candidato a la presidencia de la República y gobernar otros ocho años más, hasta 1997.
En ese contexto y como es habitual en los regímenes dictatoriales como el que lastró Chile de la mano de Pinochet durante 17 años, uno de sus principales objetivos fue someter con fuerza a la prensa, a la radio, la televisión y, por supuesto, al mundo de la cultura en general.
Fue entonces, a principios de noviembre de 1987, cuando un grupo de 78 actores y dramaturgos chilenos recibieron una dura carta firmada por el ‘Comando 135 - Acción Pacificadora Trizano’, un grupo relacionado con la policía secreta de la dictadura, en la que se les planteaba un ultimátum: huir del país o morir.
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Etiquetados en dicha misiva como “testaferros del marxismo internacional”, ese grupo estaba conformado, entre otros, por el entonces presidente del Sindicato de Actores y Actrices de Chile (Sidarte), Edgardo Bruna, además de por otros conocidos artistas como Jaime Celedón, Rose Styron (en la imagen junto a su esposo), Julio Jung, Luis Alarcón, María Elena Duvauchelle, Delfina Guzmáno Nissim Sharim.
"Lo que pasa es que los militares le tenían miedo al teatro, porque te abre la mente, te hace pensar", comentó Duvauchelle,una de las actrices que formaba parte del sindicato de actores y actrices de Chile en aquel tiempo, en un encuentro en el podcast chileno Radio Ambulante.
Ante esta situación, con apenas un mes de margen, ya que habían señalado en el calendario el 30 de noviembre como día límite para abandonar el país, algunos de los artistas del grupo decidieron plantar cara al dictador haciendo todo lo que estuviera en su mano para denunciar sus abusos.
La idea no fue que aquello se quedara dentro de sus fronteras, sino que diera un salto que tocara la conciencia de la comunidad internacional, poniendo el foco especialmente en Estados Unidos, donde trataron por todos los medios de contactar con estrellas de Hollywood para que apoyaran su causa.
Consiguieron, de hecho, que personalidades de la talla de Jane Fonda, Robert Redford, Robert De Niro o Meryl Streep, los mostraran su apoyo a través de cartas con sus firmas estampadas en ellas. Pero querían ir más allá y se propusieron contar con la presencia alguna de estas estrellas en tierras chilenas.
Estos apoyos llegaron gracias a la mediación de Ariel Dorfman, un dramaturgo chileno exiliado, residente en Estados Unidos, columnista en The New York Times y conocido de algunas estrellas de cine de Hollywood, especialmente con algunos muy comprometidos con causas humanitarias.
Pero fue la poetisa Rose Styron, también miembro de este grupo de 78 artistas, quien planteó y consiguió que un actor de Hollywood sí aceptara ir en persona a Chile: Christopher Reeve. Y lo hizo a través de la actriz Margot Kidder, Lois Lane en las cuatro películas de ‘Superman’ y buena amiga suya.
"Hay un texto hermoso en qué Christopher Reeve le dice a Ariel Dorfman, quién lo contactó, 'si yo voy, ¿me pueden matar? Sí, y si yo no voy ¿van a matar a 78 actores?", comentó en 2021 en el programa Los 5 Mandamientos Rodrigo Muñoz, actor que está preparando una miniserie sobre estos hechos junto al también intérprete chileno Rodrigo Bastidas.
Reeve, bien conocido también por su activismo por los derechos humanos no dudo un instante el viajar a Chile cuando Kidder le dijo literalmente: "Si vas, puedes salvarles la vida". Una vez más, el actor volvía en envolverse en la capa de Superman para salvar el mundo.
A Chile se marchó en un vuelo en el que estuvo acompañado por la mujer de Dorfman, Angélica Malinarich, tal y como contó el escritor en el medio chileno La Tercera en 2017. Un viaje al país sudamericano que se alargó durante sólo 72 horas y en el que no contó con seguridad alguna, pero que fue fundamental para la lucha de este grupo de artistas.
Tras recorrer varios 'frentes', incluyendo una manifestación que terminó en disturbios, el periplo de Christopher Reeve en Chile terminó en el gimnasio Nataniel de Santiago de Chile entre canciones de Víctor Jara en ese 30 de noviembre en el que se cumplía el ultimátum dado por aquel brazo armado del régimen de Pinochet.
"Estoy aquí de actor a actor, de trabajador a trabajador, de amigo a amigo. (…) Mi preocupación es con los derechos humanos", dijo Reeve durante su intervención en inglés y traducida al español para todos los presentes de la mano de Angélica Malinarich, tras la que saludo a todos los presentes con el puño en alto.
"Cuenten con nuestro respaldo en este tiempo tan difícil que vive el pueblo chileno. Reciban nuestra admiración por el trabajo creativo que siguen haciendo bajo condiciones de amenaza y presión", añadió Reeve.
Al final, su presencia allí dejó aquella amenaza de muerte en palabras que se llevó el viento, salvando sus vidas y dándole una dura estocada desde la cultura a un régimen que fue perdiendo fuelle hasta morir para siempre tres años después de que Superman acudiera a su batalla más épica contra la dictadura de Pinochet.
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