Así luce el Titanic bajo el océano
El RMS Titanic, el transatlántico más famoso de la historia, se hundió a las 02:20 horas del 15 de abril de 1912, tan solo cinco días después de iniciar su viaje inaugural entre Southampton y Nueva York. Desde entonces, descansa en las profundidades del océano, a más de 3.800 metros en el Atlántico norte y a 600 kilómetros de las costas de Terranova.
Entre pasajeros y miembros de la tripulación, murieron 1.496 personas y solo consiguieron sobrevivir 712. Un naufragio que sigue despertando interés, en parte, gracias a cómo lo plasmó James Cameron en su película de 1997. En la imagen vemos una de las últimas fotos del Titanic, saliendo del puerto de Southampton (Inglaterra) el 10 de abril de 1912.
Los restos del Titanic fueron descubiertos el 1 de septiembre de 1985 por un oceanógrafo estadounidense de la Universidad de Rhode Island llamado Robert Ballard. Y la realidad es que fue por casualidad, en el contexto de una misión secreta de la armada estadounidense.
Entonces pudo corroborarse lo que, en contra de la versión oficial, aseguraban algunos de los supervivientes: antes de irse al fondo del océano, se dividió en dos partes, que se encuentran separadas en el fondo marino.
Desde que el pecio se descubriera, el interés por la historia del que es considerado como el hundimiento más famoso de la historia, no ha parado de crecer, propiciando diferentes expediciones con el fin de recuperar algunos de los miles de objetos que permanecen en el lecho marino.
La mayor parte de restos están dañados y acusan un evidente deterioro. Algunos han pasado a manos de particulares, otros se exhiben en museos de todo el mundo, pero hay muchos que siguen allí abajo desde que el barco se hundiera aquel 15 de abril al chocar contra un iceberg.
En esta imagen vemos una ventana abierta que invita a asomarnos a dejar volar nuestra imaginación y trasladarse a los últimos momentos del Titanic.
En esta otra, observamos una de las tres hélices (tenía dos de ellas de tres palas a cada lado y una central con cuatro palas).
De lo que no cabe duda es que es absolutamente hipnótico observar estos restos que hablan de un episodio que ya forma parte de la cultura popular.
Pero las bacterias del agua "se están comiendo" el barco y los expertos calculan que para el año 2050 la mayor parte de la estructura del Titanic podrían desaparecer.
Son bacterias devoradoras de hierro que, poco a poco, van consumiendo su casco. Aunque el deterioro varía en función de las diferentes aleaciones de metal usadas.
En 1991, científicos canadienses recogieron muestras del Titanic y, tras años de investigación, descubrieron un tipo de bacterias comedoras de hierro que no se conocían hasta ese momento y a las que llamaron Halomonas titanicae.
Como resultado del proceso de corrosión, podemos observar unas estructuras que cuelgan conocidas como rusticles, una especie de estalactitas de color rojizo producido por el óxido.
Dentro de unas décadas, estas bacterias acabarán por convertir el Titanic en una estructura irreconocible. Pero quedarán algunos objetos como testigos de lo que allí sucedió. ¿Un ejemplo? Las botellas de cristal que observamos a la izquierda de la imagen.
O este zapato con tacón, que nos invita a pensar en la vida de su dueña. ¿Conseguiría sobrevivir al naufragio?
Pero antes de que desaparezca, desde el año 2021 la empresa privada OceanGate organiza expediciones de 10 días que ofrecen la posibilidad (pagando unos 150.000 dólares) de sumergirse para ver de cerca los restos del naufragio más famoso.
Según anuncian desde la propia web de OceanGate, toda la exploración submarina de la Fundación OceanGate se lleva a cabo siguiendo la Convención de la UNESCO de 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, por lo que no hay riesgo de producir daños en los restos del naufragio.
Los afortunados que tienen la oportunidad de bajar a semejantes profundidades, pueden observar con sus propios ojos restos como este banco en el que algunos de los pasajeros del Titanic pasarían sentados sus últimas horas.
Y aquí vemos, gracias a los potentes focos, el mástil del barco, bastante deteriorado, como puede observarse.
¿Qué es? Se trata de una de las calderas del Titanic, que permanece allí abajo como otro de los testigos mudos de este suceso histórico que sigue hipnotizándonos año tras año.
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