La inspiradora batalla de Kathleen Turner contra una enfermedad autoinmune
Con su carrera, Kathleen Turner se ha asegurado un lugar de honor en el imaginario colectivo de toda una generación. Sus papeles enérgicos y a menudo sensuales, capaces de dejar brillar su increíble carisma y talento, han hecho que hoy la actriz sea considerada un auténtico ícono de los años 80.
La película que la lanzó y la convirtió en una estrella de Hollywood fue sin duda "Body Heat", en la que interpretó a Matty Walker, una encantadora mujer casada con un rico hombre de negocios.
¿Y cómo olvidar otro hito de su filmografía, la famosa comedia negra "La guerra de los Rose"? Junto a Michael Douglas, Kathleen Turner volvió a demostrar sus increíbles habilidades en el set.
A lo largo de los años, estos dos grandes éxitos han ido acompañados de otros que han contribuido a crear su mito, como "Romancing the Stone/ Tras la esmeralda perdida, en Hispanoamérica; Tras el corazón verde, en España; Dos bribones tras la esmeralda perdida, en México" (1984) y "Prizzi's Honor/El honor de los Prizzi " (1985), gracias a los cuales logró ganar dos Globos de Oro a la Mejor Actriz Protagónica.
Gracias a su papel en "Peggy Sue Got Married/ Peggy Sue se casó en España; Peggy Sue, su pasado la espera en Argentina y México" (1986), llegará otra satisfacción para la actriz: una nominación al Oscar a la Mejor Actriz Protagónica.
Sin embargo, detrás de escena del éxito y fuera del foco de atención, Kathleen Turner ha tenido que enfrentar desafíos personales en su vida diaria que realmente la han puesto a prueba.
En 1992 le diagnosticaron artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones, provocando intensos dolores e inflamación y que resulta sumamente limitante para el normal desempeño de las actividades diarias. El terrible diagnóstico marcó el comienzo de un largo y agotador viaje de gestión del dolor y la enfermedad para la actriz.
El duro diagnóstico de la enfermedad llegó cuando la actriz tenía sólo 39 años, en la cima de su carrera. Según el Huffington Post, algunos médicos predijeron que incluso pasaría el resto de su vida en silla de ruedas.
El intenso dolor la asolaba cada día e incluso acciones simples, como caminar o beber un vaso de agua, se habían vuelto extremadamente difíciles, pero sobre todo dolorosas para la actriz.
Fue en el set donde la actriz comenzó a experimentar los primeros dolores. Pensó que se había torcido el pie accidentalmente, pero, después de unos días, el dolor volvió, afectando esta vez su mano izquierda hasta el codo.
El diagnóstico no fue inmediato: varios especialistas ofrecieron pronósticos contradictorios, oscilando entre luxación articular crónica y esclerosis. Finalmente, pruebas adicionales condujeron al diagnóstico de artritis reumatoide, lo que ofreció una perspectiva ligeramente más positiva sobre su condición.
Ante el diagnóstico, Kathleen Turner, impulsada por su determinación, se negó rotundamente a aceptar el pronóstico que la condenaba a una vida en silla de ruedas, como habían vaticinado, y buscó tratamientos y apoyo que le permitieran gestionar el dolor y, sobre todo, todo, para continuar su carrera.
En este proceso de investigación, la actriz tuvo que afrontar momentos de gran sufrimiento, llegando a un punto tan bajo en su estado físico que era totalmente incapaz de levantarse de la cama.
Al dolor físico se sumaba una dificultad añadida: para evitar que la enfermedad repercutiera en su carrera, había decidido mantenerlo en secreto, desatando la malicia de los tabloides más importantes.
Según informa el HuffPost, de hecho, las revistas de la época afirmaron que la actriz tenía problemas con el alcohol y que estaba a punto de acabar con su vida, mientras Kathleen intentaba reírse diciendo: "Es mejor pasar por una adicción que por un inválido".
Atrapada en su desesperación, según el artículo de la citada publicación, la actriz volvió a encontrar la esperanza en el nuevo tratamiento que le propuso un médico, quien sustituyó la terapia anterior por una terapia de pulsos con un solo medicamento básica.
Además de la terapia, la gimnasia, la natación y una increíble fuerza de voluntad ayudaron a Kathleen Turner a recuperarse y a mantener bajo control los efectos de la artritis reumatoide.
Kathleen Turner es una figura muy respetada dentro y fuera del mundo del entretenimiento. Hoy es embajadora de la Arthritis Foundation y portavoz de Planned Parenthood y Child Hope USA, por lo que es imposible ignorar su gran fuerza de voluntad y resiliencia demostrada en los momentos más difíciles de su vida personal.