La trágica vida de Jayne Mansfield, la explosiva actriz que pudo desbancar a Marilyn
La historia de Jayne Mansfield es la historia de la actriz que pudo reinar pero se quedó por el camino. La versión explosiva, excesiva y superdotada de Marilyn Monroe que, como la Ambición Rubia, se fue demasiado pronto.
"La gente sólo está interesada en mis números: 102-53-89", comentaba Jayne Mansfield. Sus medidas y su afán por lucirlas, la convirtieron en un símbolo del Hollywood de los 50.
Curiosamente, la imagen de rubia explosiva con poco cerebro era todo lo contrario a Jayne Mansfield, de pelo azabache y un cociente intelectual con cifras de altas capacidades: 163 puntos.
Y es que Vera Jayne Palmer, su verdadero nombre, fue una niña prodigio a muchos niveles. Criada en Nueva Jersey y Texas, con tan sólo 12 años ya tocaba piano, violín y viola al nivel de los maestros. Además, llegó a hablar cinco idiomas con fluidez.
En paralelo, sus rotundas formas comenzaron a aflorar a temprana edad, por lo que rápidamente fue consciente del magnetismo hipnótico que su cuerpo iba a tener en los demás.
Cosas de la vida, con tan sólo 17 años se casó, embarazada, con Paul Mansfield, de quien tomó el apellido y lo mantuvo incluso tras divorciarse de él. Juntos se trasladaron a Los Ángeles en 1954. Tenía 20 años.
Para darse a conocer, Jayne Mansfield se presentó a todos los concursos de belleza que pudo en Los Ángeles y arrasó. Miss 4 de Julio, Miss Orquídea, Miss Chihuahua... Era cuestión de tiempo que diera el salto al cine.
Para adelantar ese salto, Jayne Mansfield tiró por el camino fácil: teñirse de rubio platino y emular a la mujer más deseada del momento, Marilyn Monroe, con quien la compararían hasta el último de sus días.
En 1956, con 23 años, se divorció de Paul Mansfield. Aún se casaría dos veces más. La primera, con el culturista y Mister Universo Mickey Hargitay (entre 1958 y 1964) y con el director Matt Cimber (1964-1966).
De estos tres matrimonios, Jayne Mansfield concibió cinco hijos, la más famosa y única fémina junto a cuatro varones, fue Mariska Hargitay (1964), estrella de la serie 'Law & Order: Special Victims Unit', en antena desde 1999.
Entre medias, Jayne Mansfield tuvo escarceos amorosos incontables, aunque los más reconocibles fueron con los hermanos Kennedy, Robert y John, lo que no hizo sino alimentar su eterna comparación con Marilyn, tal y como recogía en su momento 'The Washington Post'.
A nivel interpretativo, su primer papel relevante le llevó con 'Una Rubia en la Cumbre' ('The Girl Can't Help It', 1956), donde explotó el papel de rubia florero. Eso sí, un año antes estuvo a punto de protagonizar 'Rebelde sin Causa' ('Rebel Without a Cause'), pues tenía una aventura con Nicholas Ray, director de la cinta. Natalie Wood le acabaría quitando el papel.
Fue en 1957 cuando Fox la fichó para protagonizar proyectos como 'Bésalas por mí' ('Kiss Them for Me', 1957), con Cary Grant, o 'The Wayward Bus', que le valdría un Globo de Oro a Nueva Estrella del Año.
Ese mismo año, Jayne Mansfield y Sophia Loren dejarían una foto para la historia, en la presentación en sociedad de la actriz italiana por parte de Paramount y su cuestionable mirada al imposible escote de 'La Mansfield', como era conocida en los mentideros de Hollywood.
Pero los tiempos cambiaron en Hollywood y las figuras voluptuosas y pin-ups del Hollywood de los 50, dejaron paso a las figuras menudas y pizpiretas tipo Audrey Hepburn.
Jayne Mansfield pasó de ser un icono de seducción, a convertirse en un elemento anacrónico y demodé. Recién entrada en la treintena, Jayne Mansfield ya era considerada antigua para el Hollywood de los 60.
Un ejemplo claro tuvo lugar en 1964, cuando The Beatles visitaron Estados Unidos y solicitaron conocer a quien fue su musa teenager. Su decepción quedó grabada en una frase tan dura como dolorosa de George Harrison, al definirla como "vieja petarda", como recoge Daily Mail. Jayne Mansfield tenía 31 años.
La década de los 60 implicó la decadencia absoluta de Jayne Mansfield, con problemas con la bebida, un físico deteriorado y un Hollywood que no tardó en olvidarla.
Sus últimos años de vida los pasó entre clubes nocturnos de Las Vegas, películas europeas de bajo presupuesto y recuerdos de un glorioso pasado que fue demasiado efímero y no tan pasado.
Y así transcurrieron los últimos años de Jyane Mansfield hasta el día del fatal accidente que le costó la vida. Ocurrió en una carretera de Luisiana, de madrugada, cuando una densa niebla limitaba de forma notable la visibilidad.
En la parte delantera del Buick Electra de Jayne Mansfield viajaba ella, Sam Brody, su amante, y el chófer, Ronnie Harrison. Atrás, tres de los hijos de la actriz, entre ellos Mariska Hargitay.
Por culpa de la niebla, el conductor acabó empotrándose contra el remolque de un tractor que redujo velocidad de forma repentina. Los tres adultos murieron en el acto, mientras que los tres menores salieron ilesos del accidente.
Este accidente derivaría en una normativa viaria que obligó a los remolques a instalar un parachoques en la zona inferior. Desde entonces, ese elemento se conoce como 'La Barra Mansfield' en Estados Unidos.
Y así es como una actriz superdotada, a todos los niveles, que pudo dominar Hollywood, acabó dando nombre a un elemento de seguridad vial para tractores. Historia de Hollywood.
Los restos de Jayne Manfield descansan en su Pensilvania natal, en una tumba con forma de corazón. Mientras, el recuerdo de su efímero pero impactante paso por Hollywood, sigue vigente más de 50 años más tarde.