¿Qué es la reduflación?

¿Es posible que haya menos Doritos en esa bolsa que parece la misma de siempre? ¿O menos gramos de café en el envase habitual? Pero el precio no se ha reducido... ¿Resultan estas sospechas jusfiticadas?

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Pues sí, puede suceder y los economistas tienen un nombre para esta práctica de algunas marcas de dar menos (sin avisar) por el mismo o mayor precio.

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La reduflación es una estrategia de marketing que están llevando a cabo determinadas marcas para reducir la cantidad de producto que venden (sin que se note en exceso) y manteniendo el mismo precio. O, en ocasiones, aumentándolo.

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Obviamente, esta práctica reduce los costes a la empresa y aumenta los beneficios mientras que el consumidor, en muchas ocasiones, ni se da cuenta.

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El término reduflación se ha acuñado en la última década y fueron los medios anglosajones quienes lo crearon: 'Shrinkflation', un acrónimo de 'Shrink' (Reducción) y 'Flation' (Inflación).

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Lo cierto es que la reduflación, "aunque se considera un engaño", como apuntan desde las asociaciones de consumidores, es una práctica legal.

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Una práctica legal que, en los últimos años, se está llevando a cabo especialmente en el sector alimentario, pero también en higiene y droguería.

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Pero, ¿a cuántos productos está afectando esta reduflación? La Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido señala que, desde 2017, esta práctica ha afectado a más de 2.500 productos.

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¿Cómo se justifica esta práctica por parte de las empresas? Por un lado, alegando que las materias primas, mano de obra y transporte se han encarecido en los últimos años. La inflación produciría reduflación (que, en el fondo, puede ser un intento de encubrir el alza de precios -como diciendo: "mi producto sigue costando lo mismo").

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Mondelēz (corporación de origen mexicano-estadounidenses especializada en confitería, alimentación y bebidas) aseguró que la reducción del 10% en algunos de sus productos, se debía al alto coste actual del cacao.

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Aunque hay marcas que se justifican en una buena causa. La británica firma Cadbury asegura que sus barritas de chocolate Wispa ahora son más pequeñas,para combatir la obesidad (pero se venden al mismo precio que ante)s.

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Visto lo visto, las asociaciones de consumidores aconsejan a los consumidores que, además de mirar el precio, se fijen en el precio por kilo, gramo o litro que aparece, en pequeño, junto al precio del producto de la tienda donde compren.

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El abogado de consumo, Edgar Dworsky, elaboró un informe en 2021, en el que recogía los resultados de un estudio que lleva realizando desde 2006, de la mano de 'Consumer World', una organización sin ánimo de lucro.

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En ese informe, recoge ejemplos concretos y muy preciosos de reduflación. Por ejemplo, unos conocidos snacks de trigo, pasaron de 276,4 a 262,2 gramos. Es decir, justo 5 unidades menos por bolsa.

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Una conocida marca de papel higiénico redujo el número de hojas de cada rollo, pasando de 165 a 147 hojas en cada uno.

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Mientras, uno de los dentríficos más conocidos y vendidos en todo el mundo, redujo su contenido de 116,2 a 107,7 gramos.

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Las bolsas de legumbres de algunas marcas han pasado de 500 a 450 gramos, al igual que los botes de mantequilla o los helados de varias conocidas marcas, que han pasado de 500 a 465 gramos.

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Hay compañías que, incluso, llegan a cambiar el formato de venta, como una conocida bebida isotónica, que implementó una botella más aerodinámica que, a la postre, era más fácil de agarrar pero contenía un 14% menos de producto.

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No obstante, el caso paradigmático fue Toblerone, pionera en la reduflación, empresa que en 2016 redujo un 10% el tamaño de sus productos, generando un aluvión de críticas por parte de sus clientes. No fue el primer producto en hacerlo, pero sí el que más ruido generó.

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Pero quien piense que la reduflación sólo afecta a las estanterías de los supermercados está en un error. El sector servicios también ha abrazado esta práctica.

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Por ejemplo, una conocida cadena de hoteles de lujo anunció que la limpieza diaria de habitaciones en sus hoteles de Estados Unidos sólo se realizará a petición del cliente, aunque seguirá siendo gratuita.

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Obviamente, una gran mayoría de clientes desconocen que deben solicitarla. En caso de no hacerlo, la limpieza automática de la habitación se realiza el quinto día.

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Así las cosas, en países como Estados Unidos, el nivel de satisfacción de los clientes está en su nivel más bajo desde 2005, tal y como recoge el informe de 'Consumer World'

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"El declive comenzó antes de la llegada de la Covid-19 pero la pandemia lo ha acelerado y profundizado", recogía el informe de 2021. Y aún falta el de 2022.

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