Los mejores consejos para broncearte sin quemarte
Nunca tomes el sol sin protección solar. Parece una obviedad pero, en ocasiones, ponemos en riesgo nuestra salud por conseguir un bronceado no seguro prescindiendo de lo más importante: cuidar la piel.
Conoce tu tipo de piel y escoge el protector solar adecuado: no es lo mismo tenerla muy clara, sensible e irritable que mixta y de un tono medio. Tanto el factor de protección como las características particulares de la crema que te apliques deberán adaptarse a ti; y no al revés.
Lo ideal es que te apliques el protector solar entre quince y veinte minutos antes de salir de casa (¡nunca en la misma playa o piscina!) Una vez se absorba, podrás vestirte normalmente y exponer, ya protegida, tu piel al sol.
Ten siempre en cuenta cuáles son las horas de más incidencia del sol y, en consecuencia, evítalas. ¿Lo mejor? No exponerse entre las 12:00 y las 17:00. Y, si se hace, extremar las precauciones.
El autobronceador NO protege del sol. Es solo un tinte. Por lo que deberás utilizar protección solar igual.
En la piscina, el fondo claro del agua refleja los rayos solares, por lo que su efecto es mayor (algo así como lo que sucede en la nieve). ¡Tenlo en cuenta y ponte protección solar cada vez que te bañes!
Si tomas el sol maquillada, los productos que utilices deberán tener factor de protección solar. Independientemente de que te lo hayas aplicado antes.
Los expertos recomiendan no exponer al sol la piel del rostro con menos de un factor 50. Así evitarás, además de quemaduras, la aparición de manchas y arrugas, las alergias o la flacidez.
Puede que, al estar en la playa, la sensación agradable de la brisa marina te confunda y no te des cuenta de todo lo que incide el sol sobre tu piel. No te descuides y ten a mano el bote de protección solar para ir renovando la aplicación a menudo.
Si eres morena o ya has tomado el sol, puedes optar por un FPS 20 ó 25. 30, para pieles de tono medio. Y de ahí en adelante para las claras, sensibles o poco expuestas; llegando hasta un 50 o, en algunos casos extremos, incluso la pantalla total.
Si te aplicas bronceador, asegúrate de que tenga protección solar. También puedes combinarlo con el protector, aplicándolo por encima de éste (jamás antes).
Un sombrero te ayudará a proteger tu rostro del sol. Y, de paso, evitará que te quemes el cuero cabelludo, una zona muy sensible donde por lo general no aplicamos protector solar.
Huye de los bronceados exprés. Tu piel lucirá más bonita (y estará más sana) si te vas poniendo morena poco a poco, utilizando el factor de protección solar adecuado y de manera uniforme.
Si practicas algún deporte acuático que implique estar en el agua mucho tiempo, hazlo con un FPS 50 y resistente a la humedad. Siempre. Sin excepción.
Nunca te depiles justo antes de tomar el sol. Tu piel podría irritarse y, además, correrías el riesgo de que te aparecieran manchas y descamaciones a largo plazo. Mejor dos o tres días antes de ir a la playa (si es con cera o cualquier otro método que arranque el vello de raíz) y el día anterior (si es con cuchilla o crema depilatoria).
Hidrátate constantemente. Toma mucha agua, zumos de frutas naturales y refrescos sin gas para que tu piel también esté protegida desde dentro.
Renuncia desde ya a esos trucos caseros que, desde tiempos ancestrales, han provocado verdaderas catástrofes solares en la piel... tipo tomar el sol con untada en aceite de oliva. ¡No lo hagas!
La uniformidad y armonía de tu bronceado dependerán en gran medida del estado de tu piel anterior a tomar el sol. Procura tenerla exfoliada, hidratada y nutrida. Cuidado con las reacciones alérgicas y las irritaciones... el sol no ayuda.
Si ya te has quemado y puedes, quédate uno o dos días sin tomar el sol. Si no puedes evitarlo, aplícate un factor de protección solar 50 e intenta cubrir las zonas sensibles durante la siguiente exposición.
¡Cuidado con los tatuajes! Para que no pierdan su color y la piel no se te deshidrate más de lo normal, deberás aplicar sobre ellos más factor solar que sobre el resto de las zonas del cuerpo. Hay cremas específicas para tomar el sol con tatuajes.