Animales que se extinguieron

Especies que ya nunca podremos volver a ver
Tigre de Tasmania: el animal que algunos dicen que nunca se fue
Dodo: el extraño pájaro no volador de la isla de Mauricio
Rinoceronte lanudo: una imponente bestia que vivía en Europa
Rinoceronte negro de África Occidental: el último de su especie en extinguirse
Quagga: mitad caballo, mitad cebra.
Alce irlandés: el hermano mayor de los alces actuales
Vaca marina de Steller: un enorme mamífero marino de hasta nueve metros
Tortuga gigante de Pinta: un pérdida muy reciente
Tigre de Java: apartado de su hábitat por la proliferación de cultivos
El sapo dorado: un aviso ante el calentamiento global
Oso grizzly mexicano: más allá de tierras canadienses
Mejillón de Alabama: víctima de la contaminación
Rana incubadora gástrica: el sueño truncado de conseguir curar úlceras
Guacamayo azul: triste final a pesar de las advertencias
Foca monje del Caribe: arrasada por la codicia humana
Emú negro: una especie única que vivió en King Island
Colobo rojo de Miss Waldron: efecto colateral de la deforestación
Especies que ya nunca podremos volver a ver

Cuando hablamos de extinción la mente nos transporta a la época de los dinosaurios, pero a lo largo de la historia han sido muchos los animales que han ido desapareciendo, ya sea por causas naturales, por la propia evolución o por la acción del hombre. Actualmente existen en nuestro planeta más de 8.000 razas de animales de los cuales el 20% se encuentran en peligro de extinción y bajo la amenaza de acabar como otros que ya se han dado por extinguidos. Recordemos algunos de esos que ya nunca más podremos ver...

Tigre de Tasmania: el animal que algunos dicen que nunca se fue

Originario de Australia y Nueva Guinea, el tigre de Tasmania -también conocido como lobo en vez de tigre- fue un pariente lejano del demonio de Tasmania, según los expertos. Las últimas noticias de estos animales de cuerpo rayado, cuya desaparición se achaca a la caza, se remontan a los años sesenta del siglo pasado. Algunos hablan de que aún existen ejemplares que han sobrevivido y se esconden del mundo, pero nadie ha podido aportar pruebas concluyentes sobre ello.

Dodo: el extraño pájaro no volador de la isla de Mauricio

El dodo es quizás el animal más reconocido por la gente cuando se habla de extinción -con el permiso de los dinosaurios, claro-. Este ave no voladora, de gran tamaño y con aspecto más que peculiar, desapareció alrededor de finales de 1700. Vivía en la isla de Mauricio, en medio del Índico y cerca de Madagascar. Como no, el hombre está detrás de su desaparición motivado por el consumo de su carne y después de que hicieran llegar a la isla otro tipo de depredadores que acabaron con él.

Rinoceronte lanudo: una imponente bestia que vivía en Europa

El rinoceronte lanudo, muy similar a sus descendientes que conocemos en la actualidad, pero bastante más imponente y con un buen abrigo de pelo, vivió entre Europa y el norte de Asia, desde el centro de España y el sur de Inglaterra hasta el sur de Siberia y Mongolia. Sobrevivió a la última glaciación, pero no a la acción del hombre, que lo hizo desaparecer a base de cazarlos. También se habla de otras cuestiones, como la 'superenfermedad' debida al deshielo y el cambio climático.

Rinoceronte negro de África Occidental: el último de su especie en extinguirse

Si el rinoceronte lanudo nos queda muy atrás en la historia, no es el caso del rinoceronte negro de África Occidental, también conocido como rinoceronte negro del oeste-, que ha sido declarado como extinguido de forma oficial en el año 2011. La pérdida de este importante animal se debe, cómo no, a la caza irresponsable y a la caza furtiva, ya que desde los años treinta del siglo pasado estaba totalmente prohibida.

Quagga: mitad caballo, mitad cebra.

Mitad caballo, mitad cebra, los quaggas fueron víctimas de la estupidez humana. Resulta que la gran belleza de este animal, que vivía en Sudáfrica y que tenía el cuerpo marrón y su parte frontal a rayas como las cebras, llevó a la gente a cazarlos de forma furtiva como trofeo. En vez de disfrutar de ellos, prefirieron acabar con ellos. En torno a la década de 1880 pudo verse el último ejemplar de quagga, que murió en cautiverio.

Alce irlandés: el hermano mayor de los alces actuales

Además de en zonas de Alaska, Canadá y el norte de Europa, antaño también se podían ver alces en Irlanda. Su aspecto era muy similar a los de hoy en día, pero en el caso del irlandés era de un tamaño mucho mayor. Según los científicos este alce -o ciervo irlandés, como también se le denomina- podía alcanzar una altura de dos metros y poseía unas astas de más de tres metros y medio de longitud. Su extinción se remonta muy atrás en el tiempo, hace unos 7.700 años, y sus causas, probablemente fueron los cambios climáticos y la caza.

Vaca marina de Steller: un enorme mamífero marino de hasta nueve metros

Este mamífero sirénido podía alcanzar un tamaño de entre ocho y nueve metros de longitud y pesar de cuatro a diez toneladas. Surcaba los mares entre la isla de Taiwán y Nueva Guinea, pero, la caza sin control de estos animales durante muchos años provocó su extinción definitiva, que está registrada oficialmente en el año 1768. Fue el final de una especie de la que ya no quedan restos, sólo queda el recuerdo.

Tortuga gigante de Pinta: un pérdida muy reciente

Su desaparición llegó después de años de caza y mercadeo con ellas. Su carne era muy apreciada y su caparazón un reclamo comercial, así que con el tiempo fueron acabando con ellas. Solitario George fue el último ejemplar vivo de tortuga gigante de Pinta y con su muerte, el 24 de junio de 2012 en las islas Galápagos (Ecuador), se las dio por extinguidas de forma oficial.

Tigre de Java: apartado de su hábitat por la proliferación de cultivos

No es muy distinto al resto de los tigres, pero sí que era autóctono de la isla indonesia de Java. En el caso de estos impresionantes felinos, que en sus últimos coletazos fueron vistos en las zonas montañosas de la isla, se vieron desplazados por el incremento de las tierras de cultivo que acabaron con su hábitat. Esa acción humana hizo que su población se fuera reduciendo hasta desaparecer en 1994.

El sapo dorado: un aviso ante el calentamiento global

Según los expertos, el sapo dorado, un animal que se podía ver en las charcas del bosque nuboso Monteverde de Costa Rica, ha sido víctima del cambio climático, siendo la última vez que se le vio en 1989. Y es que el calentamiento del planeta ha provocado que en ciertas zonas, como era su hábitat, se perdiera la humedad que esa especie de anfibio necesitaba para vivir y procrear. En su caso, las charcas que formaban su ecosistema se secaron haciendo también desaparecer las nieblas que aportaban esa humedad.

Oso grizzly mexicano: más allá de tierras canadienses

Hoy, los osos grizzlies son un símbolo de Canadá, pero antaño a este imponente animal lo podíamos ver en otras zonas del continente americano, como México. Se considera que se extinguieron de forma oficial en el año 1964, teniendo en cuenta que para principios de esa década apenas quedaban ya 30 ejemplares. La razón de su desaparición fue la caza por parte de los ganaderos de la zona donde habitaba, que los mataban hartos de que atacaran a sus animales.

Mejillón de Alabama: víctima de la contaminación

En el mar y los ríos viven muchos tipos de animales que muchas veces no tenemos en cuenta y que por la acción del hombre han terminado por desaparecer. Es el caso del mejillón de Alabama, que podía encontrarse en en el río Mobile, en este Estado norteamericano, y que realizaba la importante función de filtrar el agua contaminada del cauce fluvial, pero que desapareció en torno al año 2006. Su final vino de la mano de los peligrosos productos que se vertían allí y que afectó también a la comunidad de personas que habitaba la zona.

Rana incubadora gástrica: el sueño truncado de conseguir curar úlceras

La rana incubadora gástrica desapareció, según los expertos, en el año 1981. Originaria de Australia, este anfibio, a parte de tener un proceso reproductivo bastante peculiar, también era objeto de estudios para conseguir una cura frente a las úlceras. En cuanto a lo primero, la rana se tragaba los huevos fertilizados para incubarlos en su interior y su estómago empezaba a hincharse hasta el momento de "dar a luz", en el que por su boca salían sus crías ya hechas y derechas.

Guacamayo azul: triste final a pesar de las advertencias

Quien haya visto la película de animación 'Rio' (2011) sabrá de que animal estamos hablando. Blu y Perla eran dos guacamayos azules. Es importante citar esta película, porque en ella ya se advertía del peligro de que su especie desapareciera sin éxito, puesto que ha sido una de las últimas especies que se han declarado extintas. Endémico de Brasil, el guacamayo azul ha perecido a causa de la deforestación y por su caza para venderlas como aves exóticas.

Foca monje del Caribe: arrasada por la codicia humana

No hace mucho que se podían ver focas en el Caribe. Era nativa de la zona, extendiendo su territorio entre la costa norte de América del Sur, la costa este de América Central y el Golfo de México. Poco a poco fue reduciendo su población hasta que fue en la isla Serranilla, entre Jamaica y Nicaragua, donde se pudo ver al último de los ejemplares de su especie en 1952. El hombre está detrás de las principales causas de su extinción: la caza -por el aceite que se podía extraer de su grasa corporal- y la pesca masiva de sus fuentes de alimento.

Emú negro: una especie única que vivió en King Island

Aún hoy podemos encontrar diferentes tipos de emús en nuestro planeta, pero a uno de ellos nunca más podremos volver a verlo. Se trata del emú negro, una especie que vivía únicamente en King Island, Australia. Ya hace mucho que los humanos acabaron con ellos -allá por el siglo XIX-, cuando la isla fue colonizada y la especie fue reduciéndose por la acción de los hombres hasta desaparecer para siempre.

Colobo rojo de Miss Waldron: efecto colateral de la deforestación

Esta especia de mono habitaba en el continente africano, entre las fronteras de Costa de Marfil y Ghana, pero se le considera extinto desde principios del siglo XXI, a principios de la década de los 2000. Los colobos rojos, acostumbrados a moverse en altura entre los árboles, vivían en grupos que se fueron reduciendo debido a la deforestación de su hábitat, lo que les expuso a los depredadores y a la práctica de la endogamia, lo que debilitó su especie. La suma de estos condicionantes derivó en su extinción.

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