Así martirizaba Alfred Hitchcock a las protagonistas de sus películas
Según ellos, así logran actuaciones más “realistas”. Entre ellos podemos contar a Stanley Kubrick o Quentin Tarantino, pero el precursor de esta práctica que traumatizó a casi todas las actrices con las que trabajó, fue Alfred Hitchcock. Aquí algunos de sus martirios más conocidos, por los que, hoy en día, tal vez habría terminado en prisión.
Como Marion Crane, Leigh fue realmente sorprendida en la escena del asesinato en la ducha, con lo que se logró una escena icónica y violenta, gracias a la que, Leigh confesó más tarde, no se pudo bañar en la ducha por algún tiempo.
En su interpretación de Melanie, Hedren enfrentó múltiples ataques reales de aves durante el rodaje, lo que la expuso a peligros físicos reales (algunas de sus heridas lo fueron) y la traumatizó.
A pesar del maltrato recibido en “Los Pájaros”, Hedren decidió realizar otro filme con Hitchcok. El director se obsesionó con la actriz a quien siguió maltratando y, al no ceder a sus avances sexuales, amenazó con arruinar su trayectoria y la sometió a una escena de violación humillante. Hedren lo denunció públicamente la Asociación de Críticos de Televisión, en 2012.
Para que Fontaine pudiera expresar lo que significaba para ella ser la segunda señora de Winter, Hitchcock la sometió una constante crítica, manipulación y presión, para intensificar su inseguridad en pantalla.
Grace Kelly, como Lisa, enfrentó tomas prolongadas mientras era manipulada psicológicamente por Hitchcock, ya que el miedo que expresaba en algunas escenas no le parecía auténtico.
En su interpretación de Judy, Novak fue controlada minuciosamente por Hitchcock en su apariencia y actuación. Hitchcock también influyó en la vida personal de Novak, pues la obligó a teñirse el cabello de rubio platinado y la mantuvo alejada de otros proyectos para que se dedicara por completo a “Vértigo”.
La escena gráfica del estrangulamiento de Brenda, interpretada por Barbara Leigh-Hunt, fue repetida infinidad de veces y filmada cada una de ellas con un detalle exagerado, lo que causó incomodidad, malestar y posteriormente trauma en la actriz.
Grace Kelly repitió el mismo año, esta vez como Margot, y como ene el caso de Hedren, el problema se agudizó ya que enfrentó un acoso sexual más abierto. Además, Hitchcock comenzó a espiar las citas sexuales de Kelly con un telescopio y cómo la boda de la actriz con Rainiero de Mónaco lo indignó, no perdió ocasión de insultarla privada y públicamente.
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Ingrid Bergman, como Alicia, fue manipulada utilizando experiencias de su vida personal que Hitchcock conocía, para que pudiera expresar su angustia emocional y su lucha interna. La hizo filmar infinidad de veces el beso, hasta ese momento fue el beso más largo de la historia del cine y también se obsesionó con ella.
Joan Fontaine, como Lina, fue instruida por Hitchcock para que su actuación fuera ambigua y sutil, e incluso llegó a abofetearla con el pretexto de que quería que su llanto fuera creíble durante la interpretación. Todo esto generó en la actriz confusión y tensión tanto durante el rodaje como en su vida personal, por lo que necesitó años de terapia.
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Aunque la manipulación a sus actrices femeninas siempre fue preponderante gracias a la misoginia de Hitchcock, algunos actores masculinos tampoco se libraron de sus maltratos: John Dall y Farley Granger, fueron sometidos a tomas extensas que requerían gran esfuerzo físico y emocional, que los dejaban exhaustos.