La dura infancia de Ryan Gosling

Estamos habituados a que el destello que habitualmente desprenden las estrellas de Hollywood nos deslumbren, pero más allá de los estrenos, las alfombras rojas y las entregas de premios, hay una vida como la de cualquier otro mortal.

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Es el caso de Ryan Gosling (London, Canadá, 1980), cuya vida no siempre ha sido tan idílica como pueda parecer en la actualidad….

En concreto, su infancia fue una época que el actor de ‘La La Land’ no guarda con buen recuerdo. ¿Qué le ocurrió y por qué lo marcó tanto?

Ryan Gosling se crió en una familia mormona, en la que la religión le influía en todos los aspectos de su vida, pese a que él no tenía esas convicciones. En este sentido contó con el apoyo de su madre. “Ella era muy astuta, me decía que esa religión era una opción, pero no la única, y que yo debía encontrar mi propia verdad”, contó en una ocasión a la revista Star.

Pero el infierno comenzó con la ruptura del matrimonio de sus padres, Donna, una secretaria, y Thomas Gosling, un trabajador de una fábrica de papel.

Los episodios de violencia familiar y maltratos eran frecuentes, lo que afectaba al joven Ryan, quien además sufría de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), lo que agravaba la situación e impedía su adaptación.

El actor ha reconocido en distintas entrevistas que, por aquella época, se escapaba de casa sin ponerse la ropa, rompía cosas, metía al gato en la secadora o cogía el coche de la familia...

En el colegio, las cosas no iban mucho mejor. Sufrió bullying en la escuela, lo que provocó que protagonizara alguno que otro episodio de violencia con sus compañeros que provocó su expulsión. En una ocasión, amenazó a sus compañeros con un cuchillo.

En declaraciones de 2011 a la revista Company, Gosling dijo que un día llevó “un montón de cuchillos de carne a la escuela y los tiré por todos lados durante el recreo, porque pensé que estábamos en la película. No estoy orgulloso de eso, pero aprendí una lección: me expulsaron de la escuela porque mi madre dijo que no podía ver más películas para adultos".

"No practicaba deportes. No sabía leer ni escribir. Era un mocoso, siempre estaba en problemas. Mis profesores pensaban que era estúpido. Yo también”, contó en el pasado a Los Angeles Times.

Apenas conseguía aprender por sus problemas de TDAH, lo que le llevó a tener que ser tratado con medicación y a recibir educación especial, aunque finalmente fue su madre quien dejó su trabajo para educarle en casa.

Sobre aquella época habló en 2017 en una entrevista en GQ: “Creo que me di cuenta de que había otras maneras de aprender. Podía quedarme en casa y ver 'El planeta de los simios' por la mañana y luego bajaba las escaleras y me ponía a dibujar mientras aprendía sobre alguna batalla histórica... Dibujaba mapas y escenarios y lograba conectar con ellos de una manera personal para mí. Eso me llevó a comprender que hay una manera alternativa para hacer todo”.

Ryan Gosling ha reconocido que “odiaba ser niño” y la adolescencia no fue mucho mejor. “En realidad no tenía amigos en ese entonces”, contó en una entrevista a The Guardian en 2015.

Una luz llegó a su vida con la visita de un tío que era imitador de Elvis Presley, llamado Elvis Perry, lo que seguramente inoculó en él las ganas de actuar.

Con 12 años, fue elegido para formar parte del programa de Disney Channel ‘The Mickey Mouse Club’ (1993-1999), donde compartió protagonismo con Christina Aguilera, Britney Spears y Justin Timberlake, y su suerte comenzó a cambiar.

No dejó de trabajar hasta convertirse en uno de los actores más aclamados de Hollywood, con grandes títulos a sus espaldas como ‘The Notebook’ (2004), ‘Blue Valentina’ (2010), ‘Crazy, Stupid, Love’ (2011), ‘Drive’ (2011), ‘La La Land’ (2016) y ‘Barbie’ (2023).

Y además, ha conseguido formar una bonita familia junto a la actriz Eva Mendes, con quien tiene dos hijas: Esmeralda Amanda (2014) y Amanda Lee (2016).

A veces, segundas parte sí fueron buenas… Y la segunda parte de la historia vital de Ryan Gosling así lo demuestra.

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