Tamara y su madre, Arlequín, Loli Álvarez y otras estrellas de la España más bizarra
La tercera acepción de la RAE para la palabra bizarro es: "Raro, extravagante o fuera de lo común". Bien, pues hubo un tiempo, a finales de los 90 y principios de los 2000, que la televisión española era, mayormente, bizarra. Muy bizarra. ¿Recuerdan ustedes a las dos mujeres de la imagen, iconos de los programas nocturnos y del corazón en aquellos marcianos tiempos?
Alfonso Arús en 'Al Ataque' y Pepe Navarro en 'Esta noche cruzamos el Mississippi' fueron pioneros como cazatalentos de gente, a priori, sin talento pero con algo magnético que te mantenía pegado a la televisión. La mal denominada telebasura comenzaba su época de mayor gloria.
No obstante, fue Javier Sardá quien sublimó el noble arte de elevar a categoría de súper estrellas a toda una pléyade de anónimos que la sociedad no dudó en tildar de frikis, en tono despectivo, sin saber que ese desprecio era el que les hizo ganar cantidades indecentes de dinero.
Pero, ¿quiénes conformaban aquel subconjunto de pseudo famosos por motivo desconocido de aquella España tan bizarra? Si echamos la vista atrás, seguro que recordamos a todos. He aquí, en la imagen, un buen ejemplo: la incombustible Yola Berrocal. Pero ella sigue "en el candelabro", así que mejor recordemos a personajes quizás un poco más olvidados.
La mujer de los mil nombres, la cantante que jamás (o casi nunca) cantó en directo, la cara visible de este grupo de autónomos que jamás supieron en qué epígrafe debían darse de alta en Hacienda.
Alcanzó la gloria con su canción 'No cambié' pero su paso de cantante a personaje fue inmediato. Portadas de revistas, embarazos, abortos, acusaciones, romances, dimes, diretes... Vio su oportunidad y aprovechó el momento.
Una madre coraje que, por momentos, asumió un papel protagonista que no le tocaba pero que nunca se desvió de su misión principal: proteger a su hija Tamara en la medida de lo posible. Lo consiguió a medias. La leyenda urbana asegura que llevaba un ladrillo en el bolso para defenderse de los paparazzi.
Fue un artista de moderado éxito a finales de los 70. Asegura que Joaquín Luqui y Michael Jackson estuvieron en su casa y les hizo unos macarrones y culminó su carrera con un escatológico momento en una prueba de 'Supervivientes' en 2011. Si no saben a qué nos referimos, casi mejor.
Tony Genil, cuando vio ocasión de meter cabeza por la puerta a la fama que dejó Tamara entreabierta, no dudó en irrumpir y reverdecer viejos laureles como tertuliano, participante en realities o invitado intentado crear polémicas flojitas. Loli Álvarez apareció por allí, a veces con vendas en la cara.
A Loli Álvarez le bastó con decir que era la voz que se oía en el hit 'No cambié' para saltar a la fama y la controversia perpetua. A partir de ahí: operaciones estéticas, un accidente sospechoso en la Cibeles, noviazgos raros y todo lo posible por mantener un minuto más su estatus de famosa. En la imagen, otra vez, Carlos Ferrando, un clásico del periodismo rosa.
Arlequín fue otro personaje del grupo que tuvo efímera celebridad. ¿A qué se dedicaba? ¿Por qué su disfraz? ¿Qué fue de él? Ni idea.
Veía el futuro en las hortalizas y tuvo una relación con Tamara que fue suficiente como para estar años viviendo, y muy bien, de la televisión. Para el trágico recuerdo quedará el trastazo playero que se dio en la película de Javier Cárdenas: 'FBI: Frikis Buscan Incordiar'. Una broma por que, tal vez, hubiera tenido que llevar a juicio a Cárdenas, por maltratador.
Cantante y compositor, llevó 'El baile del pañuelo' a inesperado éxito y se coló en todo programa medianamente conocido. Era de los que mejor caía de este grupo de famosos bizarros. ¿El motivo? Habría que preguntar al público.
Sí, Estibaliz Sanz fue un icono de la belleza marciana de aquellos días. Luego acabó trabajando como barrendera en un pueblo y hubo quien vio en esa labor algo indigno. Una estupidez: seguramente limpiar las calles sea más digno que algunos otros momentos profesionales que Estibaliz Sanz se vio obligada a protagonizar.
Sonia Monroy (igual que Yola Berrocal) fue otro mito de la sensualidad de los 90 y primeros 2000. Se fue a Estados Unidos y allí trabaja y, de cuando en cuando, reaparece en la tele española.
Y añadamos a Nuria Bermúdez a la tropa bizarra de aquellos días. Prueba de ello es esta imagen, tomada en una fiesta marbellí.
Un parásito del frikismo ajeno, capaz de reírse sin piedad de todo personaje que exhibiera un lado diferente. Por su periodismo abusón fue, incluso, condenado en 2005 (junto a Sardá y Telecinco) por haber ridiculizado a un joven con discapacidad psíquica a quien provocó, según recogía el diario El País, un "shock postraumático". Burlarse del prójimo tiene sus límites pero, en aquellos días, no estaba la cosa tan clara.
El cubano Dinio García fue también parte de esa fauna televisiva en la que se incluía su hermano Ney (en la imagen, celebrando su cumpleaños). Luego surgió otro hermano de Dinio (¡y gemelo!): Rafa.
Y si hablamos de Dinio, hemos de referirnos a Marujita Díaz, estrella del folclore y el cine español que cayó en el lado oscuro de la televisión sensacionalista. Falleció en 2015 (y en la imagen está con José Manuel Parada).
Maricielo Pajares irrumpió como un torrente en los platós de la televisión y su hermano Andres Pajares Jr protagonizó un episodio tragicómico cuando, en Miami, fue detenido erróneamente por el asesinato de Gianni Versace.
Sus rimas groseras hacían mucha gracia pero, en el fondo, tras la celebración del público se escondía un punto de tristeza. Falleció en 2020.
El problema con Leticia Sabater es que no se puede hablar en pasado de ella porque, a día de hoy, mantiene el mismo estatus e imagen que hace dos décadas. Más allá de sus hits, para el recuerdo quedará su intento flojito de montaje con Olfo Bosé (en la foto).
Un animal televisivo como pocos. Vidente, dominatrix, sabia, experta en idiomas pero, sobre todo, puro espectáculo en el plató. Si se ha hecho una serie de Tamara, debería haber una serie de Aramís Fuster.
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Una vida complicada que, sin embargo, le llevó a un inesperado estrellato tardío que le convirtió en una de las personas más queridas de España. Pozí y Chiquito de la Calzada cambiaron la forma de hablar de todo un país y eso está solo a la altura de los más grandes. Jesús Quintero, loco de la colina, le enseñó el camino de la fama y luego otros espacios ampliaron su celebridad (aunque sin el respeto y cariño que siempre mostró Quintero hacia sus personajes).
Y no queremos olvidarnos de Malena Gracia, que también formó parte de ese mundillo y aún sigue en la brecha.
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