Recordando la vida y amores de Carmen Sevilla

Carmen Sevilla ha muerto este martes en Madrid, a los 92 años. Sufría de alzhéimer desde 2009, año en el que decidió retirarse del ojo público. Pero hubo un tiempo en el que Carmen Sevilla (que en realidad se llama María del Carmen García Galisteo) fue la novia de España. Al estilo de Julia Roberts en Estados Unidos… pero en la España franquista, en la que ella representaba todos los valores y cualidades del ideal de mujer. Y además, como decía una de sus canciones, era cristiana y decente.

La llegada de la televisión ayudó a convertirla en icono pop. Y muestra de ello son muchos de los anuncios que protagonizaba. Comerciales como los que hizo para Coca Cola o Philips, que a día de hoy son historia de la televisión en España. 

Como suele ocurrir con las divas, siempre ha habido cierto misterio sobre la verdadera fecha de su nacimiento, puesto que en sus comienzos artísticos tuvo que mentir al ser todavía menor de edad. Por ello, en algunas biografías podemos encontrar que nació un 16 de octubre de 1930 y en otras de 1931. Lo que sí es cierto es que lo hizo en el barrio de Heliópolis de Sevilla. 

Tanto su abuelo paterno, el periodista José García Rufino, como su padre, el poeta Antonio García Padilla, escribían canciones para películas de folclóricas como Imperio Argentina, Concha Piquer o Estrellita Castro, por lo que una jovencísima Carmen siempre estuvo en contacto con el mundo del arte y soñando con convertirse en una estrella. 

Fue precisamente Estrellita Castro quien la amadrinó como artista y comenzó a trabajar como bailarina en sus espectáculos. Carmen aprendió a bailar en la escuela del famoso bailaor Realito, que estaba enfrente de su casa. Y una vez su familia se trasladó a Madrid, al acabar la Guerra Civil, estudió cante y baile en el Conservatorio de Música. 

Triunfó en España y también en América, abriendo camino a otras muchas actrices que han querido cruzar el charco después. 

Su talento, desparpajo y belleza, que le ha acompañado durante toda su vida, le llevó a convertirse en una de las primeras actrices en trabajar en coproducciones americanas y europeas. 

Se convirtió en María Magdalena en la película de Nicholas Ray ‘Rey de Reyes’ (1961) y llegó a actuar en la televisión norteamericana. Concretamente en el programa ‘El Show de Ed Sullivan’. 

Y llegó a trabajar con estrellas del celuloide como Charlton Heston, que se enamoró de ella en el rodaje de ‘Marco Antonio y Cleopatra’ (1972), en la época en la que España se convirtió en una sucursal de Hollywood al acoger grandes producciones de entonces. Y no fue el único, ya que muchos galanes de la época cayeron rendidos a sus encantos. 

Aunque finamente rechazó un gran contrato con una importante productora de Hollywood, ya que ella quería quedarse en España, donde no dejó de trabajar desde que comenzara, allá por los años cuarenta del pasado siglo. 

Su trabajo cinematográfico en España arrancó con películas como ‘Serenata Española’ (1947), en la que debutó a los 17 años, o ‘Jalisco canta en Sevilla’ (1948), en la que trabajó con el ídolo mexicano Jorge Negrete. Después llegaron títulos míticos como ‘Violetas Imperiales’ (1952), ‘Gitana tenías que ser’ (1953), ‘La fierecilla domada’ (1955) o ‘La Venganza’ (1957), que fue la primera película española en estar nominada a un Oscar a Mejor película de habla no inglesa. 

En los setenta, con la llegada del cine del destape, su carrera como actriz fue perdiendo peso. Aunque destacan cintas como ‘El techo de cristal’ (1971), por la que ganó el premio a Mejor actriz del Círculo de Escritores Cinematográficos, o la mencionada ‘Marco Antonio y Cleopatra’ (1972), dirigida y protagonizada por Charlton Heston. 

Durante todo este tiempo también destacó por sus trabajos discográficos gracias a canciones como ‘Cariño trianero’, ‘Carmen de España’ o ‘Te quiero, te quiero’. 

Muchos de estos temas se los compuso su primer marido, Augusto Algueró (padre de su único hijo), con el que estuvo casada de 1961 a 1974. Se casaron en El Pilar de Zaragoza y la artista presumía de haber llegado virgen al matrimonio, lo que ayudó a construir esa leyenda de mujer impecable para los estándares de la época. 

En las siguientes décadas apenas hizo algo como actriz, destacando únicamente la telenovela ‘La viuda blanca’ (1984) y la serie ‘Ada Madrina’ (1999). Pero donde sí que destacó fue en su papel de presentadora.

Se había retirado a vivir al campo tras su segunda boda (tras diez años de noviazgo en 1985 se casó con el empresario cinematográfico Vicente Patuel, que murió en el año 2000) y estuvo un tiempo criando ovejitas (como ella misma las llamaba) en una finca en Herrera del Duque (Badajoz). Hasta que Valerio Lazarov la rescató para la televisión. 

Fue la época del ’Telecupón’, cuando Carmen Sevilla se colaba cada noche en la casa de los españoles derrochando la misma naturalidad y espontaneidad de siempre. También era habitual verla en las típicas galas televisivas de los noventa o presentando las Campanadas de Fin de Año (inolvidable cómo dio la bienvenida al año 1994 junto a José María Íñigo).

Tras su paso por las teles autonómicas, donde presentó por ejemplo ‘Querida Carmen’ (1999-2000) en Canal Sur o ‘Nuestras canciones’ (2001) en Canal Nou. Su último trabajo como presentadora fue TVE como presentadora de ‘Cine de Barrio’ que presentó de 2004 a 2010, sustituyendo a su amigo, José Manuel Parada. Entretanto, se atrevió incluso a bailar en la segunda edición del programa ‘¡Mira quién baila!’ (2005-2006).

En 2009 se le diagnosticó Alzheimer, que fue avanzando hasta que en 2015 el agravamiento fue tal que tuvo que ser ingresada en una residencia madrileña especializada en esta dolencia.

En los últimos años de Carmen Sevilla, la enfermedad le ha impedido recordar una vida y una carrera que el resto del mundo no olvidará.

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