Preocupación por la salud del Papa: detalles sobre su estado de salud
El pasado 14 de febrero, la Santa Sede difundió un comunicado oficial confirmando los problemas de salud que llevaron al Papa Francisco a ser hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma.
El motivo de esta decisión, según el comunicado de prensa del Vaticano, sería la bronquitis que padece el Papa desde hace tiempo, por la que será sometido a "pruebas diagnósticas" en el centro sanitario de la capital.
El propio Papa había comentado su estado de salud durante las audiencias en Casa Santa Marta, el hotel vaticano en el que se encuentra alojado últimamente, explicó al rector de la Gran Mezquita de París: "Estoy enfermo, tengo bronquitis, vivo aquí y no puedo salir", informó el Corriere della Sera.
De hecho, durante sus últimas apariciones públicas, que se hicieron más frecuentes también a causa de los importantes acontecimientos, el Papa Francisco parecía cansado y sin aliento.
El domingo 9 de febrero, como recuerda La Repubblica, se vio obligado a interrumpir la homilía durante el Jubileo de las Fuerzas Armadas, por "dificultad para respirar" y confió la continuación de la celebración al arzobispo Diego Ravelli.
Ya se había visto obligado a delegar sus funciones en sus colaboradores el 5 de febrero, durante una audiencia general en la Sala Nervi, "porque con este fuerte frío me resulta difícil hablar", había dicho el pontífice según el Corriere.
Según el periódico, los problemas respiratorios son viejos amigos del pontífice: a los 21 años, de hecho, Bergoglio se sometió a la extirpación del lóbulo superior del pulmón derecho, a causa de una neumonía.
Sin embargo, en los últimos años su condición física ha mostrado claros signos de deterioro progresivo. Este 14 de febrero, fue su tercera hospitalización en los últimos dos años: la primera ocurrió en marzo de 2023 por una infección respiratoria, la última en junio del mismo año por una operación intestinal.
Además de los problemas respiratorios e intestinales, otras patologías complican el cuadro clínico del Papa, como por ejemplo la artrosis de rodilla, que le ha obligado a aparecer cada vez más a menudo en silla de ruedas.
Su entrada en San Pedro en la noche del 24 de diciembre, pocos días después de cumplir 88 años, fue emblemática. En aquella ocasión, como destacó Ansa, el Papa no dudó en mostrar al mundo su fragilidad humana, exhibiendo abiertamente «toda su debilidad».