Las transformaciones físicas más extremas
Hay mucha gente que no está contenta con su apariencia y, en algunos casos, se toman demasiado a pecho lo de dar un giro radical a su imagen. Modificaciones corporales, cirugías, tatuajes... Las posibilidades de cambiar son casi infinitas, lo que no es necesario es aplicar todas a tu cuerpo como han hecho algunos de los protagonistas de las transformaciones físicas más locas.
En 2007, los genitales de Elaine Davidson eran el lugar más perforado de su cuerpo con 500 joyas internas y externas. En 2009, tenía 6.005 perforaciones en toda su anatomía. Obviamente, está en el Libro Guinness de los Récords.
Un día cualquiera, en los locos años 90, Dennis Avner soñó con uno de sus antepasados que le dijo que debía seguir los pasos del tigre. Se lo tomó al pie de la letra. Sus modificaciones fueron tan extremas, que incluso llegó a adherir cuero de gato a su propia piel. Obviamente, perdió la cuenta del dinero invertido en su cuerpo. Cazador Felino, como le gustaba que le llamaran, se quitó la vida en 2012, a los 54 años de edad
La modelo e influencer Anastasia Pokreshchuk pensó que dar volumen a sus mejillas quedaría bien y, visto lo visto, mantiene esta máxima, pues todavía los quiere más grandes. Será curioso ver esa evolución.
María José Cristerna es madre de cuatro hijos y se autoproclama “Mujer demonio”, con toda la razón del mundo. No sólo ha modificado su cuerpo para parecerse a un vampiro, sino que el 98% de su cuerpo está tatuado. Por favor, que graben alguna de las reuniones de padres en el colegio.
Lo que comenzó con un deseo, parecerse a Barbie, 15 operaciones en un año mediante, ha terminado convirtiendo a Andrea Ivanova en la mujer con los labios más grandes del mundo.
Lleva gastados más de 250.000 dólares en sus modificaciones, lo que implica más de 700 horas de tatuajes, otras 100 horas en quirófano donde, entre otras cosas, le han cortado la lengua por la mitad para parecer un reptil.
Este neoyorquino alcanzó, recientemente, las 1.000 operaciones estéticas, todas ellas encaminadas a parecerse a Ken, el novio de Barbie. Para hacerse una idea de la situación, Justin Jedlics tiene 23 implantes en todo su cuerpo, lo que implica que el 15% del mismo no es natural. Tiene a Robocop a tiro.
¿La canción favorita de Pixee? Obviamente, 'Barbie Girl'. Y es que "la vida en plástico, es fantástica". Entre sus operaciones más extremas está quitarse las costillas para reducir su cintura al tamaño de la Barbie de juguete.
Rodrigo Alves comenzó, hace años, un camino para acabar siendo otro Ken humano. Tras 72 cirugías y 700.000 euros, consiguió un resultado estimable. Pero justo cuando lo conseguía, decidió aceptarse y se sometió a una transición de cambio de género. Ahora es Jessica Alves y dice estar más feliz que nunca.
A diferencia de sus compañeros, Valeria Lukyanova asegura que la única modificación de su cuerpo, son los implantes mamarios que tiene. El resto lo consigue con maquillaje y un duro entrenamiento muy específico para potenciar las zonas que le asemejen a Barbie. Obviamente, hay dudas al respecto.
Dos Record Guinnes tiene Rick Genest en su poder, tras tatuar su cuerpo con detalles anatómicos. El primero, la mayor cantidad de huesos tatuados (139). El segundo, la mayor cantidad de insectos (176). Su curioso aspecto le valió para hacerse un nombre en el mundo de la moda, llegando a desfilar para Thierry Mugler. Por desgracia, falleció en 2018, tras caer (o lanzarse) desde un balcón.
A Julia Gnuse le diagnosticaron porfiria, una enfermedad que afecta de forma notable a la piel, al contacto con el sol. La solución que encontró fue tatuarse el 95% de su cuerpo. Por desgracia, en 2016, la enfermedad acabó con su vida. Un año antes, había comenzado un proceso para hacer desaparecer todos los tatuajes de su cuerpo.
Kristina Rei, molesta por las burlas que sufrió en su infancia hacia sus finos labios, comenzó a poner inyecciones a los 17 años. Cinco años más tarde, se autoproclamó la mujer con los labios más grandes de Rusia. Preocuparía que no lo fuera.
Unas vacaciones en Ibiza, cuando tenía 15 años, cambiaron la vida de Krystina Butel. En ese viaje, un artista callejero hizo una caricatura y la joven se obsesionó con parecerse a ella. Durante los próximos años, gastó 125.000 euros con ese objetivo, comenzando por los senos, su primera operación, con tan sólo 17 años.
Querer parecer una muñeca hinchable es una meta vital cuestionable. Victoria Wild lleva decenas de miles de euros invertidos en este sueño. Un sueño que ha sido alentado por su pareja. Está claro que siempre hay un roto para un descosido.
Michaela Romanini era una de las mujeres más bellas de Italia, lo que provocó un pánico tremendo a envejecer. Para evitarlo, comenzó a pasar por quirófano, donde el colágeno se convirtió en su día a día. El resultado, bueno, hizo que Michaela Romanini dejara de ser una de las mujeres más bellas de Italia.
Maria Geronazzo es una actriz de cine para adultos húngara que se gastó un dineral en parecerse a Mónica Bellucci. Spoiler: sale mal.
¿Cómo se pasa de jugar con Barbies a querer ser una? Habría que preguntar a Nannette Hammond. La que fuera Playboy del año en 2018 tiene cinco hijos y una meta en la vida: parecerse todo lo posible a la muñeca. Para conseguirlo, lleva invertidos 500.000 euros en múltiples operaciones y, entre otras locuras, visitas diarias a la peluquería.
Toda una personalidad de las modificaciones, es una leyenda en Nueva York. Se estima que Jocelyn Wildenstein ha podido gastar más de cuatro millones de dólares en parecer una gata.
La japonesa Vanilla Chamu tenía el gran sueño de convertirse en francesa, de ahí su increíble transformación. Las cosas como son, es de los resultados mejor conseguidos.
La Pamela Anderson británica no ha asumido bien el paso de los años. Fue una de las mujeres más deseadas de UK pero sus operaciones no han salido todo lo bien que esperaba. En 2001 se presentó a las elecciones generales de Reino Unido, prometiendo implantes mamarios gratis. Obtuvo un estimable 1,2% de votos.