Algo está pasando: la verdad sobre las extrañas auroras boreales recientes
¿Pero nos hemos detenido a pensar qué implica para nuestro planeta que se hayan producido dichas auroras? Entérate del fenómeno que las ocasionó y cómo podría habernos afectado.
La exhibición poco común se debió a una de las tormentas geomagnéticas más fuertes que han golpeado a la Tierra en 21 años, pero esa última tormenta no alcanzó la fuerza de la que presenciamos el 9 y 10 de mayo de 2024.
La tormenta geomagnética extrema que ocurrió el viernes fue clasificada por la NOAA en el nivel G5 (extremo), la categoría más severa.
Incluidos los satélites y la red eléctrica, advirtió la NOAA, aunque, afortunadamente, no ha habido hasta el momento informes de interrupciones a nivel global.
Muchos de los países del norte de Europa también disfrutaron del espectáculo, como Austria, Alemania, Eslovaquia, Suiza, Dinamarca y Polonia, entre otros.
Con cielos fucsias fotografiados sobre el norte del país, sobre todo en la provincia de Mongolia Interior, al norte de China.
También se pudo apreciar en los estados del norte de México, y se pudieron ver con equipo especial o sin él, a grandes alturas, hasta el sur del país, como en Oaxaca o Yucatán.
Las auroras boreales ocurren cuando partículas cargadas electromagnéticamente chocan con gases en la atmósfera terrestre alrededor de los polos magnéticos. Ojo, este campo electromagnético es una de las fuerzas que hace que la tierra tenga patrones establecidos.
Este óvalo es donde generalmente se pueden ver las auroras boreales: los países nórdicos o el norte Canadá en América, que cubre latitudes entre 60 y 75 grados.
El evento que nos sorprendió a todos el fin de semana está siendo causado por un gran grupo de manchas solares que ha producido varias erupciones solares de moderadas a fuertes desde el miércoles 7 de mayo de 2024 por la mañana.
Pero en vez de arrojar lava, generan columnas de partículas, llamadas eyecciones de masa coronal. Cuanto más poderosas son las CME, más partículas se cuelan en la atmósfera y más brillante y grande es la aurora.
Estas tormentas solares son tan poderosas que pueden perturbar las comunicaciones satélites y la red eléctrica, pues liberan poderosas corrientes que pueden dañar sus componentes. También pueden alterar los sistemas de navegación terrestres —como el GPS—, las comunicaciones por radio y representar riesgos para las naves espaciales.
¡Mientras mirábamos el cielo estupefactos, estuvimos en un escenario parecido al que nos aterrorizó en el año 2000, conocido como efecto 2000, o Y2K!
El 3 de septiembre de 1859, se dio la tormenta solar más potente de la historia. El evento fue nombrado así en honor al astrónomo inglés Richard Carrington, quien observó y describió la gigantesca llamarada solar. Este fenómeno se caracterizó por su capacidad de afectar las comunicaciones y tecnologías de su época a nivel mundial.
A lo largo de Europa y Norteamérica, las líneas telegráficas sufrieron fallas; algunas estaciones experimentaron cortocircuitos e incluso se reportaron incendios en las oficinas de telégrafos. Aunque ha habido otras tormentas solares significativas, ninguna ha alcanzado la magnitud del Evento Carrington.
Al parecer, esta tormenta solar se quedará en el detalle anecdótico de las bellas luces que se pudieron apreciar más al sur de lo habitual. Pero, si los efectos de una tormenta solar llegaran a suceder al mismo tiempo que un fenómeno de la naturaleza como terremotos o tsunamis, según National Geographic, las consecuencias podrían ser de catastróficas.