Casas cueva: dónde están, cómo son y quiénes viven en ellas
Si pensamos en la posibilidad de ver a gente viviendo en una cueva, nuestra mente nos podría trasladar inmediatamente a tiempos prehistóricos, pintando paredes y haciendo fuego con una piedra y dos palos. Pero, nada más lejos de la realidad… Existieron y existen actualmente cuevas que sirven de hogar para personas en todo el mundo.
Las denominadas como casas-cueva, también conocidas como viviendas troglodíticas, han sabido adaptarse a los tiempos que corren y, en muchos casos, continúan habitadas.
Existen también casos de viviendas de nueva construcción que se realizan excavando una cueva en terrenos rocosos apropiados, aunque son las que se hacen en cuevas que ya existían las que cuentan con un encanto más especial.
La arquitectura que se utiliza para estas casas-cueva -conocida como subterránea, enterrada, excavada o troglodítica- busca aprovechar los recursos naturales a la hora de construir, como contar con un suelo consolidado o aprovechar la llamada “inercia térmica”.
La llamada “inercia térmica” es uno de los grandes puntos a favor de las casas-cueva. Y es que en el interior de las cuevas se consigue de forma natural el llamado “confort térmico”, es decir, que podemos estar frescos en verano y calentitos en invierno.
A lo largo de la historia estas casas-cueva se han utilizado y, en muchos casos, se siguen utilizando. Hagamos un repaso por las más conocidas que podemos encontrar por el mundo y que alcanzan los cinco continentes…
El municipio de la provincia española de Granada cuenta con todo un barrio de casas-cueva (Sacromonte), que fueron excavadas en un terreno arcilloso lleno de cárcavas. Es el lugar más alto de la localidad y sus cuevas, que son de origen milenario, hoy tienen numerosos usos: casas, alojamientos turísticos o museos.
Guadix es quizás el gran ejemplo, pero en España, existen otros muchos municipios con casas-cueva, como es el caso de Arnedo (La Rioja), con viviendas habitadas hasta mediados del siglo XX; Aguilar de Campos (Valladolid) y su barrio del Castillo; Villacañas (Toledo) y sus silos; o Paterna (Valencia) y sus cuevas, donde destacan su paisaje de chimeneas.
La Roque-Gageac es una localidad francesa situada en la región de Aquitania, en el departamento de Dordoña, construida a los pies de un acantilado rocoso junto al río Dordoña. Y allí, en mitad de este espectacular paraje, podemos encontrar antiguas cuevas que fueron habitadas, algunas aún hoy.
Otros ejemplos de pueblos franceses con casas-cueva son Amboise, Naours o Rocheménier. En el caso de Naours es en realidad una ciudad subterránea con toda una estructura urbana.
Foto: La Cité Souterraine de Naours (Mairie de Naours)
Kaymakli es una de tantas ciudades subterráneas y abandonadas que existen en la región de Capadocia, en Turquía. Según los datos que existen pudo ser construida entre los siglos V y X y, en su caso, cuenta con innumerables casas-cueva, eso sí, en su caso, deshabitadas (aunque visitables).
Más ejemplos en Turquía son la ciudad subterránea de Derinkuyu, que llegó a tener 20.000 habitantes; Uçhisar, una fortaleza troglodita en la Capadocia con castillo incluido; Özkonak, descubierta en 1972: o Ortahisar y sus casas-cueva que ofrecen un paisaje sin igual.
Situado al noroeste del país persa, este pueblo cuenta con un curioso paisaje formado por conos de roca en los que se excavaron casas-cueva. No se conoce desde cuando podría haber en ellas asentamientos humanos, pero sí es seguro que desde hace 700 años se han mantenido ocupadas.
Considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Sassi di Matera es un pueblo italiano al que conocen como “la ciudad de piedra” y que está habitada desde el Paleolítico hasta nuestros días. Sus cuevas se complementan con otras construcciones hechas en la roca.
Schäferberg, en el departamento alemán de Sajonia, también cuenta con casas-cueva como estas construidas por trabajadores inmigrantes entre 1855 y 1858 y de las que se han conservado diez, algunas de ellas disponibles para visitar.
Las últimas casas-cueva ocupadas del Reino Unido se encuentran en Kinver y son conocidas como Kinver Edge. Están construidas en piedra arenisca, estuvieron habitadas hasta los años 60 del siglo XX y hoy son visitables.
Las altas temperaturas de la zona desértica donde se ubica obligaron a la gente de Coober Pedy, un pueblo a 850 kilómetros de Adelaida, a construir sus casas en cuevas como en la Edad de Piedra. Lo hicieron desde el año 1915 cuando se comenzaron a asentar y, a diferencia de otras, lo hicieron bajo tierra.
Guyaju significa “antigua casa del acantilado”, lo que nos da idea de cómo es este asentamiento situado a 90 kilómetros de Pekín. Cuenta con más de 100 casas-cueva excavadas en una ladera de una montaña que fueron habitadas por el pueblo Xiyi durante la dinastía Tang (618-907) y hoy son visitables.
También conocida como meseta de Huangtu, es una enorme extensión de terreno polvoriento y donde, a lo largo de la historia, se han construido casas-cueva aprovechando el alto poder aislante del loes frente al calor del verano y el frío del invierno. Aún hoy siguen habitadas por algunas familias.
Este parque nacional situado en el estado de Colorado, en Estados Unidos, es considerado Patrimonio de la Humanidad, y cuenta con ruinas de casas-cueva que fueron construidas por el pueblo anasazi y entre las que destaca Cliff Palace, Mug House, Sand Canyon Pueblo, Spruce Tree House o Square Tower House.
Otro parque natural, en este caso de Islandia, que está ubicado en la península sur de Snaefellsnes, al oeste de la isla. En medio de este extenso territorio creado por la lava, podemos encontrar cabañas subterráneas que sirven como refugio a los lugareños.
Obra de los bereberes, Matmata destaca por sus “casas trogloditas”, construidas hace más de 3.000 años. El pueblo parece un auténtico hormiguero que destaca por estas construcciones que sus habitantes planificaron para protegerse del calor y del frío. Aún hoy continúan habitadas en la actualidad.
Bamiyán saltó a la fama en 2001, cuando los talibanes decidieron hacer saltar por los aires sus budas gigantes. Un patrimonio arquitectónico que también incluye una serie de casas-cueva creadas en el siglo VI y en las que aún hoy vive gente después de haber sido el hogar de miles de monjes y almacén de armamento talibán.
La Escarpa de Bandiagara es un acantilado de arenisca situado en el Sahel, en Malí, que se eleva 500 metros sobre los llanos arenosos que hay a sus pies. Allí, el pueblo Tellem excavó casas-cueva que llegó a habitar durante más de 600 años, hasta el siglo XIV, cuando fue ocupada por los Dogon, sus habitantes hasta la actualidad.
Las conocidas Cuevas de Kome, situadas a 25 km al este de Teyateyaneng, la capital del distrito de Berea, en Lesotho, están hechas en barro y fueron creadas por un hombre llamado Kgotso Komaise, que huyó hasta allí de un terremoto. Hoy vive en ellas una comunidad de 300 personas.
La “Ciudad Cueva” de Vardzia fue construida en Georgia hace más de 800 años, durante el reinado de la reina Tamar y con el objetivo de protegerse de los mongoles. Cuenta con más de 600 casas-cueva repartidas en 13 pisos, e incluía una iglesia y una sala para el trono. Fue destruida por un terremoto y hoy, claro, el lugar está deshabitado.
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