Estrellas que son una pesadilla para los hoteles
Alojar a una o varias celebrities en un hotel, puede ser un salto de calidad publicitario y un reclamo a todos los niveles. Ahora, también puede ser la peor pesadilla de dueños y directores de los mismos. Sí, el de la imagen es un huesped digamos que... problemático. Pero hay más.
Y cuando hablamos de pesadilla, no hablamos solo de romper el mobiliario, hacer ruido o quemar la habitación sino también de algunas peticiones imposibles que hacen las estrellas. Veamos.
La oscarizada actriz es muy exigente a la hora de dormir. Acude al hotel con sus propias sábanas y deja instrucciones y dibujos de cómo hacer la cama. Lo relataron dos ex trabajadores del Hotel Four Seasons de Chicago en su libro 'Great Reservations'
ABC informó, en su momento, de que el actor fue encontrado bebido y desnudo en una habitación destrozada del Hotel Plaza de Nueva York allá por 2010. La noche en la habitación costaba 995 dólares, pero a Charlie le salió algo más cara, finalmente.
Entre otras peticiones, la artista ha llegado a exigir que su habitación de hotel estuviese forrada de pósters de Queen, Bowie y Elton John. Rosas fresas blancas, amarillas y lavanda, además de sofás de cuero blanco y un menú a base de pan, mantequilla de cacahuete baja en calorías, cereales, fruta, humus y guacamole casero, según señala Yahoo. ¿Leyenda o realidad?
Los hoteles que alojaban a la mítica banda llegaron a retirar los objetos de valor en los tiempos salvajes de la banda. Esto no impidió que, en 1972, Keith Richards lanzara una televisión por la ventana desde el ático del Continental Hyatt House de Los Ángeles en el que se alojaban
JLo también acude a cada hotel con sus propias sábanas (como Nicole Kidman) y explica que es porque las prefiere de tela de mínimo 250 hilos. Si no le gusta la iluminación, pide que la cambien, además de exigir grifería de oro e inodoros nuevos. Todo en la habitación debe ser blanco, nada de bombones o bollos y debe contar con un sillón para maquillarse y un gimnasio privado. Un sinfín de exigencias publicadas en revistas tendentes al sensacionalismo y que, la verdad, no nos creemos del todo.
Cuando sus hijos eran pequeños, Jennifer Lopez pedía una habitación llena de juguetes para ellos. Vamos, que Emme Maribel y Maximilian David no se aburrían.
En Gothamist, allá por 2012, contaban cómo a la cantante se le fue de las manos una fiesta en el Hotel Bowery de Nueva York donde, tras 17 Martinis, perdió el teléfono, se rompió un diente y acabó incendiando su habitación. Kanye West estaba por allí.
Si la Reina del Pop va a un hotel, pide un WC nuevo en la habitación. Lo curioso es que cuando se va, solicita que sea destruído para que no se pueda vender o subastar. Sí, también suena más a leyenda que a realidad.
Si en el hotel al que va, no admiten mascotas, las cuela. Además, la artista gustaba de tener cientos de rosas rojas en la habitación y ambientador de vainilla. Empalagoso pero delicioso.
Curioso el caso del actor. Cuando estaba en lo más alto de su carrera, sus fiestas en hoteles eran legendarias. Esto chocaba con su manía por la limpieza, que le llevaba a retirar muebles, ornamentación, incluso alfombras para que no se mancharan.
La cantante ha confesado que no puede evitar llevarse cosas de los hoteles en los que se aloja. Las almohadas son sus favoritas pero que no tiene repatos en elegir otros objetos
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La pareja culpó a un armadillo que, presuntamente, incursionó en la habitación, del destrozo que hicieron en el Mark Hotel de Nueva York. Corría el año 1994 y si la habitación costaba 2.200 dólares sin romper, la factura que acabó pagando el actor, seguro que le sumó algún que otro cero.
La gran diva de los 90 siempre pedía un gym junto a su suite. El resto de suites también las reservaba para alojar a su equipo, que nunca fue pequeño. Para bañarse, solicitaba agua mineral francesa y sales del Mar Muerto para hacerse un peeling. Sí, de nuevo suena a fantasía.
Ahora, la más grande historia de Mariah Carey tuvo lugar en el Hotel Baglioni de Londres, allá por 2005, cuando pidió una alfombra roja con velas blancas en el perímetro para recibirla.
El Four Seasons de Los Ángeles, según recuerda el New York Post, nombró persona non grata a la Princesa del Pop, tras fumar en las instalaciones del hotel y permitir que sus cachorros defecaran en una de las suites más esclusivas. Corría el año 2007.
TMZ habló con el gerente del Chateau Marmont de Los Ángeles en 2012, quien confesó que LiLo debía 46.350 dólares. Era la suma de varias semanas alojada y diversos elementos rotos. La suite 33 del hotel fue testigo de cómo la actriz acumuló gastos de minibar (3.145 dólares), restaurantes (2.000 dólares) o peticiones al servicio de habitaciones (685 dólares acumuló en un sólo día)
Eso sí, según 'E! Online', la actriz alegó que pensaba que esos gastos correrían a cargo de la productora de 'Liz & Dick', película que rodaba en ese momento.
Si Travolta reserva una habitación, nadie debe usarla 24 horas antes, para no dejar olores. Además, debe tener unas sábanas nuevas y contar con un masajista a su disposición.
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Fue el periodista de MTV Kurt Loder quien afirmó haber presenciado cómo Dave Grohl y Krist Novoselic destrozaban una habitación en un hotel de Minnesota. La noche de furia les costaría 19.000 dólares. Un clásico del comportamiento rock.
Los trabajadores del Hotel INN de Manhattan alucinaron en 2009 por la cantidad y calidad del destrozo que hizo la cantante en tan sólo ocho horas, tal y como recogía The Post. Y casi mejor no entrar en lo que encontraron en la habitación. 5.000 le costaron las ocho horas.
Corría el año 2013 cuando Amanda Bynes había entrado en una espiral de problemas sin fin. Estos la llevaron a ser expulsada del Hotel Ritz Carlton de Manhattan. El motivo, su comportamiento y la cantidad de suciedad que acumuló en la habitación. La factura fue de 9.000 dólares por nueve días, según recogía Daily Mail.
Era el año 2007 y la malograda cantante arrasó con una habitación del Hotel Riverbank Plaza de Londres. Según The Sun, la artista dejó el baño negro por su tinte, la habitación llena de colillas y botellas, la tapicería empapada y su ropa interior (usada) por toda la habitación.