Lord Howe Island, el desconocido paraíso del extinto séptimo continente
Es posible que no hayas oído hablar de la isla de Lord Howe, de Zealandia o de cómo una pequeña ínsula a escasas dos horas de Sidney, es uno de los destinos turísticos más exclusivos y, a la vez, más protegidos de la zona. Su historia es fascinante.
Foto: Unsplash - Dylan Shaw
Situada a 600 km al este de Australia, Lord Howe Island es un paraíso que, en apenas 20 km cuadrados, ofrece bosques tropicales, playas de arena blanca, una maravillosa laguna y picos volcánicos. ¿El problema? Solo pueden ir 400 personas al día.
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Declarada Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad en 1982, por su flora, su fauna y por contar con el arrecife de coral más austral del mundo, el espacio está protegido como pocos. De hecho, en la isla solo viven 300 personas.
Lo realmente sorprendente de esta isla, situada en el mar de Tasmania, es que es uno de los pocos territorios que quedan de Zealandia, el que fuera séptimo continente que acabó casi hundido por completo en el Océano Pacífico.
De hecho, a pesar de su cercanía a las costas de Australia, la isla de Lord Howe permanece deshabitada hasta 1778, cuando marineros británicos llegan por primera vez a sus playas.
Obviamente, quedan maravillados con animales y vegetación que jamás habían visto pero es una pequeña palmera la que les enamora y la que ven como un potencial negocio: la kentia.
Una planta que requería poco cuidado, bonita y perfecta para interior se convirtió en un imprescindible de las familias con posibles de Europa y América. Los cultivos de kentia crecían y los barcos iban y venían cargados de plantas y semillas.
Pero todo se torció en 1918, cuando uno de los barcos llegó a Lord Howe con decenas de pasajeros inesperados: ratas. Nadie podía prever que esa visita no autorizada se convertiría en una presencia constante durante más de un siglo.
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Las ratas se encontraron con un terreno virgen en el que no había depredadores y comenzaron a procrear sin control, convirtiéndose ellas en el principal depredador de la isla y acabando, entre otros, con el 'Dryococelus australis'.
Conocido como 'Insecto palo de Lord Howe' o 'Salchicha terrestre', era un insecto autóctono de la isla por lo que las ratas lo extinguieron, aunque los habitantes y comerciantes tampoco lo echaron de menos. Eso sí, las ratas también se comían las semillas de kentia y eso implicaba perder dinero.
Así comenzó una de las mayores cacerías de ratas de la historia. A 6 peniques la rata, el gobernador pedía a los cazadores que le mostraran las colas de las que habían cazado, que llevaban recogidas en cajas de cerillas. Asqueroso pero efectivo.
Pero, tras casi una década de cacería, hubo que pedir refuerzos y Estados Unidos mandó, en 1927, un ejército de lechuzas comunes que sí consiguieron limitar la población de ratas en la isla. Aún así, hasta 2018, no consiguieron erradicarlas del todo. Un siglo de batalla contra las ratas.
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Años antes de que esto ocurriera, en 2001, dos científicos escalaron la Pirámide de Ball, junto a la Isla de Lord Howe y allí encontraron una colonia con una treintena de 'Insecto palo de Lord Howe'. Sí, el bicho que se creía extinto desde hacía 80 años, había sobrevivido a las ratas.
Por aquel entonces, el turismo a Lord Howe ya estaba controlado, con el objetivo de no masificar la zona y cargarse la biodiversidad que les había costado 100 años de batalla contra roedores. Ahora son criados en cautividad para garantizar su supervivencia.
Y para rematar las curiosidades de esta isla, no está de más saber que, durante medio año, viven 30 minutos en el futuro. El motivo es que su uso horario no es a una hora en punto, sino a media hora, y en verano tienen su horario media hora adelantado al de Sidney.
Si estos no son motivos suficientes para visitar la isla de Lord Howe, es que no entendemos nada de turismo. Lo complicado, como todo en la vida, será llegar a formar parte de los 400 afortunados que visiten la isla a diario.