Los divorcios y separaciones más sonados de las monarquías
La historia de los príncipes y princesas no siempre es tan de cuento como nos la cuentan. El rey inglés Enrique VIII y sus matrimonios fallidos es un buen ejemplo de ello. Pero si nos remontamos a tiempos más actuales, hay otras tantas parejas que tampoco consiguieron aquello de ser felices mientras comían perdices.
El caso más recurrente es el del rey Carlos de Inglaterra y Lady Diana Spencer. Se casaron en la londinense catedral de San Pablo en 1985 (ella más enamorada de él que él de ella). Tuvieron dos hijos, William y Harry y, en 1992, anunciaron su separación. ¿El motivo? Como contó la propia Diana de Gales en una polémica entrevista a la BBC, en ese matrimonio eran tres personas (la tercera en cuestión no era otra más que Camila Parker Bowles, el verdadero amor de Carlos de Inglaterra desde su juventud).
Pese a estar enamorada del coronel Peter Townsend, la princesa Margarita de Inglaterra se casó con el fotógrafo y cineasta británico Antony Armstrong-Jones el 6 de mayo de 1969. Dieciséis años después y con dos hijos en común, el divorcio llegó en julio de 1978.
En España, en noviembre de 2007 se anunció el “cese temporal de la convivencia” de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, que se habían casado por todo lo alto en Sevilla un 18 de marzo de 1995. Y si en un principio se dejaba la puerta abierta a una posible reconciliación, esta se cerró definitivamente cuando se iniciaron los trámites de divorcio en noviembre de 2009.
La historia de Carolina de Mónaco y Philippe Junot fue tan intenso como fugaz. Ella tenía 21 años (él 17 más) cuando se casaron en 1978, sin embargo, por desavenencias, acabaron divorciándose solamente dos años después del enlace. Pese a que en un principio el Vaticano se negó a conceder la nulidad eclesiástica, finalmente la consiguieron en 1992.
Tras haberse quedado viuda de Stéfano Casiraghi, Carolina de Mónaco volvió a casarse por tercera vez con Ernesto de Hannover en 1999. Desde 2009, ambos comenzaron a vivir vidas por separado, pero no están divorciados oficialmente, por lo que ella sigue siendo princesa de Hannover consorte.
Y sin salir de Mónaco, pasamos a analizar los respectivos divorcios de la hermana menor de Carolina, la princesa Estefanía. Primero se casó con su guardaespaldas, Daniel Ducret, en 1995. Sin embargo, un año después, y por una infidelidad que acabó aireada en la prensa rosa, su historia terminó en divorcio.
Estefanía volvió a probar suerte en lo marital con el acróbata portugués Adans Peres, con quien se casó en septiembre de 2003 y del que se divorció tan solo un año después...
La única hija de la reina Isabel II, la princesa Ana, se casó el 14 de noviembre de 1973 en la abadía de Westminster con el capitán Mark Anthony Phillips. Tuvieron dos hijos, pero acabaron divorciándose en 1992.
Tras catorce años juntos, en 2016, la casa real noruega hizo oficial el anuncio del divorcio de Marta Luisa y Ari Behn, que tenían tres hijas en común. Tan solo tres años después, el 25 de diciembre de 2019, el escritor danés y noruego se quitó la vida.
En Holanda también conocen bien lo que suponen los divorcios reales. Véase el caso de la princesa Irene, hermana de la que fuera reina de los holandeses, Beatriz de Holanda. Irene de los Países Bajos se había casado en 1964 con el príncipe Carlos Hugo de Borbón Parma, pero, en 1981, decidieron poner fin a su unión divorciándose.
Otra hermana de Beatriz de Holanda, la princesa Cristina, contrajo matrimonio en 1975 con el cubano Jorge Pérez Guillermo. La princesa renunció a sus derechos dinásticos, pues él no tenía sangre azul. Sin embargo, esta historia de amor tenía fecha de caducidad y en 1996 se divorciaron, teniendo tres hijos en común.
Contra todo pronóstico (pues no existían indicios de crisis matrimonial), el príncipe Joaquín de Dinamarca y Alexandra Manley, padres de dos hijos en común, se divorciaron en 2005, diez años después de su enlace. De manera oficial se apuntó a incompatibilidad de caracteres, pero en la prensa danesa se especuló con la existencia de otra persona por parte de él.
Y ahora le llega el turno a la corte luxemburguesa, donde en enero de 2017 se anunció el divorcio del príncipe Louis y la madre de sus dos hijos, Tessy Antony. El proceso de divorcio concluyó en abril de 2019.
En Suecia, una de las hermana del rey Carlos Gustavo, la princesa Birgitta, se casó con el príncipe Juan Jorge de Hohenzollern-Sigmaringen en 1961, aunque veinte después y con tres hijos en común, se anunció su divorcio.
Los padres de las princesas Beatriz Eugenia pasaron por el altar en 1986, sin embargo, la falta de entendimiento entre ambos y las especulaciones de que ella se veía con otros hombres (como el millonario estadounidense Steve Wyatt), provocaron la separación en 1992. Un tiempo después salían a la luz en la prensa unas polémicas fotos de ella semidesnuda con el financiero estadounidense John Bryan "comiéndole" los pies. Un auténtico escándalo en la época que motivó que se formalizara el divorcio en 1996.
Con cuatro hijos en común y habiendo superado momentos duros (como el paso de él por prisión por el caso Nóos), la noticia de la separación sorprendió a todos después de que en enero de 2022 saltasen a la luz unas imágenes de Iñaki Urdangarin pasando con otra mujer, Ainhoa Armentia, compañera de trabajo en un bufete de abogados de Vitoria. "Hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial. El compromiso con nuestros hijos permanece intacto", podía leerse en el comunicado que difundieron.
El divorcio de Eulalia de Borbón, hija pequeña de Isabel II y Antonio de Orleans y Borbón, duque de Galliera, fue todo un escándalo en la época. Él era un mujeriego y tenía problemas con la bedida, por lo que ella no aguantó más, hizo las maletas y se fue a vivir a París con su madre, la reina Isabel II, que estaba exiliada en la capital parisina. El matrimonio sólo duro cuatro años (de 1986 a 1900) y en 1911 se divorciaron formalmente en París (en España no era legal).
El divorcio del emir de Dubái, Mohammed bin Rashid Al Maktoum, y su sexta esposa, la princesa Haya de Jordania, hermana del actual rey de Jordania Abdalá II, es uno de los más polémicos de cuantos se recuerdan (además del más caro de Reino Unido hasta la fecha, con una compensación para ella de 550 millones de libras). Un proceso de divorcio (provocado por los presuntos malos tratos de él) que se inició tras la huida de ella de Dubái junto a sus dos hijos. La princesa llegó a temer por su vida y el secuestro de sus hijos y tuvo que pedir asilo en Reino Unido, donde ahora vive como diplomática de la embajada de Jordania.
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