Los libros más largos de la literatura universal
Si eres un lector ávido (o en este caso, algo obsesivo), deberías ponerte como reto los siguientes libros, enlistados por Planeta de Libros. La mayoría de ellos son clásicos de la literatura universal y el tiempo invertido será de gran valor. Así que ponte los anteojos ¡y a leer como poseído!
Con "En busca del tiempo perdido" te esperan siete tomos de lectura que podrían durar tanto como el título. Proust no tenía prisa, y te lleva de la mano por cada rincón de la alta sociedad francesa con un nivel de detalle que haría sonrojar a los manuales de Ikea. ¿La historia? Algo así como ver una telenovela de época, pero con más introspección y menos drama gritado.
2264 páginas de monjes, demonios y viajes espirituales. ¡Y eso es solo el índice! Este clásico chino es básicamente "El Señor de los Anillos" pero en lugar de un hobbit, tenemos a un monje llamado Tripitaka, acompañado de discípulos algo... peculiares. Entre ellos, el Rey Mono, que podría ganarse el premio al sidekick más hiperactivo de la historia. Con tantos peligros y monstruos, ¡esta obra parece un videojuego extendido! Pero sin atajos.
Más de 1500 páginas dedicadas a un hombre que lo pasa tan mal, que hasta la palabra “miserable” en el título parece un eufemismo. Jean Valjean robó un pan y, por lo visto, eso le costó el derecho a la paz, porque a partir de ahí, cada esquina de París trae más problemas. Con Javert siguiéndolo a donde vaya, Victo Hugo nos da una novela que contiene desde revueltas hasta largas, pero largas reflexiones sobre la vida. Y todo esto con apenas una pizca de felicidad.
La autora japonesa Murasaki Shikibu se adelantó siglos a las telenovelas modernas, creando un drama con 1664 páginas de romances, intrigas, y una familia real tan compleja que parece una mezcla de "Juego de Tronos" y "Downton Abbey". Este libro tiene más giros de trama que una montaña rusa y ofrece una gran lección: que las cosas del corazón siempre han sido complicadas, incluso en el Japón imperial.
Con más de 1500 páginas, este libro es como la serie interminable que decides empezar cuando tienes una semana libre. En su centro está Ulrich, el "hombre sin atributos", lo que es otra forma de decir "tipo neutral". A su alrededor pululan personajes cada vez más absurdos: desde mujeres tan guapas como listas, hasta un millonario alemán que habla de inseminación artificial y esculturas medievales sin que nadie le pregunte. ¡Un cóctel de personajes disparatados y filosofía al por mayor!
Don Quijote, con sus múltiples ediciones de más de 1500 páginas, es el primer héroe geek de la historia. Entre gigantes imaginarios y molinos de viento, su cruzada para restaurar la caballería es tan adorable como caótica. Sancho Panza sigue al caballero como un sidekick de cómic, recordándole que esos dragones no son más que ovejas y esas princesas son... bueno, campesinas comunes y corrientes.
Con 1352 páginas, "Un buen partido" es el Tinder de la India de los años cincuenta. La señora Rupa Mehra está decidida a encontrarle marido a su hija, Lata, sin importar lo que ella quiera. El libro te sumerge en un desfile de personajes de todo tipo, desde rajas hasta campesinos, pasando por devotos hindúes y zapateros. Si quieres una novela donde cada página presenta un personaje más excéntrico que el anterior, ¡ésta es para ti!
Murakami decidió que 1302 páginas y tres volúmenes eran lo necesario para darle un giro a la novela distópica con su versión surrealista de Japón. Los personajes principales, Aomame y Tengo, viven en un universo paralelo con bebés mutantes y sectas religiosas donde el orden no importa. Es un mundo donde nada es lo que parece, y tú tampoco sabrás en qué año estás cuando termines la última página.
Dostoyevski te regala 1232 páginas de una familia rusa más desastrosa que un episodio de reality show. Los Karamázov no son de los que pasan una tarde tomando el té; están ocupados odiándose, filosofando y, ocasionalmente, matándose entre sí. Si buscas una historia llena de intensidades familiares y discusiones profundas sobre el sentido de la vida, este libro es más largo que una Navidad en familia, ¡pero tan jugoso como una novela policíaca!
Wallace se tomó tres años para escribir sus 1211 páginas llenas de hámsters salvajes y bebés mutantes. Ambientada en un futuro distópico donde Estados Unidos está gobernada por una Organización de Naciones Aliadas de Norteamérica (ONAN), el libro es tan alocado que el lector a menudo se pregunta si está leyendo una novela, una profecía o un diario de sueños. Solo con el título ya queda claro: esta broma no es corta.
¿Por qué hacerlo corto cuando puedes hacerlo en 1534 páginas? Esta novela epistolar, tan extensa como una maratón en cámara lenta, relata la vida de Clarissa Harlowe y su desafortunado romance con el encantador, pero malintencionado Lovelace. ¡Una novela que podría ganarse el premio a “la relación tóxica más larga de la historia” y que, según dicen, requiere mucho café para terminarlo!
Con sus modestas 1225 páginas, este clásico ruso es el gimnasio literario para todo aquel que quiera tonificar los músculos de sus brazos mientras sujeta el libro. Entre batallas, romances y muuuucha filosofía rusa, Tolstói narra la historia de Pierre, Andrei y Natasha durante las guerras napoleónicas. Aviso: si sobrevives al segundo capítulo, tienes el alma de un guerrero.
Cualquier novela que ocupe 2339 páginas tiene que ser épica, y esta definitivamente lo es. Basada en la historia de los tres reinos de China, es básicamente "Juego de Tronos" pero a la décima potencia, con alianzas, traiciones y más personajes que los que puedas recordar. ¡Ideal para amantes de la estrategia… y las siestas entre capítulos!
Con sus 1067 páginas, este es el hermano más lento y grande de los libros históricos. A lo largo de un recorrido por la historia americana, Sandburg logra que el lector viaje desde la Revolución hasta la Segunda Guerra Mundial, ideal para quienes disfrutan de la narrativa estilo “¡Aquí el tiempo no pasa rápido!”
Una lectura ligera de 992 páginas. En esta obra ganadora del Premio Goncourt, Littell se mete en la mente de un oficial nazi en la Segunda Guerra Mundial. Entre detalles oscuros y momentos moralmente turbios, el libro deja un mensaje claro: la culpa no ocupa lugar, pero sí todas las páginas posibles.