Y si el Diablo te dice: ¿saltamos unos bebés en la calle?
Tradiciones, celebraciones, fiestas y todo tipo de conmemoraciones son habituales a lo largo y ancho del planeta. Obviamente, hay algunas que son más llamativas y curiosas que otras. Y éste es uno de esos casos.
Nos trasladamos a España y, en concreto, a Castrillo de Murcia, municipio de Burgos, donde una vez al año, El Colacho salta sobre bebés acostados y puestos en fila en plena calle, para jolgorio de padres y vecinos.
Obviamente, en esta celebración se combina de manera magistral lo católico con lo pagano, y se adereza con un poco de Carnaval, historia y muy buen rollo.
El Colacho es la representación del demonio y es un vecino que, disfrazado a medio camino entre bufón y diablo, va saltando sobre los bebés que han nacido en los últimos 12 meses en el pueblo.
Esta celebración tiene lugar el domingo siguiente al Corpus y se ha convertido en un imán para el turismo, no sólo nacional, sino también internacional. No todos los días se ve al Diablo pasando por encima de recién nacidos.
La misión de El Colacho no es otra que comprometer, interrumpir y menospreciar las celebraciones religiosas vinculadas al Corpus Christi, llegando incluso a mofarse del sacerdote del municipio.
Y si bebés y clérigo tienen su cuota de El Colacho, también la tienen los vecinos, a quienes azuza a su paso con una cola de caballo.
"A lo largo del recorrido, los lugareños levantan altares de flores para que, a su paso, el Colacho haga una parada y salte por encima de los niños que ese año hayan nacido en Castrillo de Murcia", confirma la web de la Diputación de Burgos.
Y así, con un señor disfrazado y bebés enfilados en el suelo, este pequeño municipio, de apenas 200 habitantes, ha conseguido que su nombre sea conocido y reconocido en medio planeta.
Obviamente, con tan pocos habitantes, en Castrillo de Murcia hace tiempo que abrieron la mano para que bebés no nacidos en la localidad pudieran ser colocados para ser saltados por el Colacho.
Desde hijos de familiares o gente vinculada a vecinos del municipio, a recién nacidos de localidades vecinas, todos los bebés son bienvenidos para regocijo del Colacho y preservación de la tradición. Eso sí, previo pago de la voluntad que suele estar entre 10 y 20 euros por bebé. El Colacho tiene que sobrevivir el resto del año.
Para encontrar el origen de esta fiesta, hay que remontarse al siglo XVII, como apuntan desde el Ayuntamiento de Sasamón, en el que está integrado el municipio de Castrillo de Murcia.
Se trata de un mimo burlesco que simboliza al diablo incitando al mal o a la herejía, hasta que es vencido por la fe de los vecinos. Lo realmente curioso es que, según confirma el Consistorio, esta tradición se ha mantenido de forma ininterrumpida desde sus orígenes hasta la actualidad.