¿Listo para la marcha del orgullo? Conoce su historia
Estos enfrentamientos no tuvieron el brillo y la algarabía que rodean a la marcha actual. Sus orígenes conmemoraron los enfrentamientos entre la policía y manifestantes frente a un bar gay de Nueva York, que es el padre del actual desfile. El infame calificativo de “disturbios” se le dio por la cobertura de los medios que reflejaban las actitudes homofóbicas de esa era y que incitaron al nacimiento de una generación de activistas.
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Y esto sucedía en la mayoría de los estados de Estados Unidos. No existía una sola ley que protegiera a los homosexuales y no había ni políticos ni íconos de la cultura pop abiertamente homosexuales. Uno de los casos más infames, fue el del actor Rock Hudson, que tuvo que contraer matrimonio para evitar ser descubierto.
Se trata de un club gay que abrió sus puertas en 1967 en el corazón de Greenwich Village, en Manhattan. A pesar de los vientos de cambio que ya se notaban en otras ciudades, como la liberal San Francisco, Nueva York era famosa por su estricta aplicación de las leyes contra los homosexuales. Este lugar sigue siendo el símbolo de la lucha LGBTQ+.
Para evitar las regulaciones estatales que prohibían a los homosexuales consumir bebidas alcohólicas, el mafioso "Tony el Gordo" lo operaba como un club privado.
Foto: X Edgar Baptista
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Stonewall y otros bares no eran sitios agradables, aunque estuvieran en un barrio tan bohemio. La mayoría no tenían agua corriente y sus ventanas estaban selladas para que nadie pudiera ver el interior. A pesar de eso, eran carísimos.
Ya que eran de los pocos lugares donde las personas encontraban la libertad deseada, podían bailar e interactuar con otras personas de la comunidad de manera abierta y sin ser juzgados.
En esa época, esta comunidad se autoidentificaba como "drag queens", pero rara vez se vestían como tales, tanto por el acoso callejero, como por estar prohibido por la ley usar más de tres prendas de vestir asociadas con el sexo opuesto. A las mujeres no se les permitía la entrada.
Pero los clubes seguían operando pues los dueños sobornaban a la policía para que les avisara y pudieran interrumpir el baile a la hora de la redada.
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El martes 24 de junio de 1969, la policía allanó Stonewall, lo que originó un levantamiento de seis días en los que miembros de la comunidad LGBTQ se enfrentaron a la policía. Como los clientes ya estaban cansados de ser acosados, la policía encontró resistencia.
La noticia de los “disturbios” se extendió atrayendo a 600 personas el viernes y alrededor de 2,000 el sábado. Se tomaban las manos en audaces muestras de afecto público y cantaban sobre el poder gay. Las siguientes tres noches estuvieron relativamente tranquilas. Para el miércoles siguiente, los manifestantes regresaron y se les unieron otros grupos de izquierda. 21 personas fueron arrestadas, y muchos resultaron heridos. Pero allí se encendió la chispa.
Semanas después, Mattachine-New York (una asociación civil que tenía capítulos por todo el país) lideró una marcha del "poder gay" desde Washington Square Park a Stonewall que atrajo a cientos de personas, junto a ex Mattachines y feministas que se unieron al Frente de Liberación Gay.
Esas ganancias financiaron un periódico clandestino, un fondo de fianza para miembros y almuerzos para los pobres. También formaron un frente común que cuestionaba a los candidatos a la Alcaldía en foros sobre sus opiniones sobre la homosexualidad.
Mientras tanto, el activista Craig Rodwell ideó otra manera de aprovechar la energía de Stonewall. Propuso un recordatorio anual de los disturbios. Ese recordatorio se convirtió en la Marcha del Orgullo que conocemos hoy en día.
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Rodwell y miles de personas regresaron a Greenwich Village para lo que se convirtió en un evento anual que con el tiempo se convertiría en el desfile del Orgullo, que se celebra cada año en Nueva York y muchas otras ciudades en todo el mundo.
Los policías les daban la espalda para transmitir su desdén, pero las masas seguían llevando carteles, cantando y saludando a los espectadores.
Gracias a ellos, esta comunidad puede disfrutar de apertura de su sexualidad, obtención de derechos civiles y humanos, e incluso de cambios de género en documentación, matrimonio y otros beneficios en gran parte del mundo. Pero aún queda mucho por hacer: 67 países y territorios en el mundo aún criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, por lo que la lucha no ha terminado.
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