El día en que Robin Williams (disfrazado) salvó la vida a Christopher Reeve

Llorados y añorados
Grandes amigos
La risa salvó a un superhéroe
Accidente ecuestre
Lesiones incurables
Operación a vida o muerte
La nueva realidad de Christopher Reeve
Durísima confesión
Y de repente, Robin...
¿Un proctólogo?
Recuperando al Dr. Kosevich
Risas terapéuticas
Hay un amigo en mí
'Por primera vez desde el accidente, me reí'
Vivió y ayudó a muchos a vivir
Dos pérdidas irreparables
Superhéroes y cómicos
Llorados y añorados

Robin Williams y Christopher Reeve son dos de los actores más queridos, llorados y añorados del Hollywood contemporáneo.

 

Grandes amigos

Dos perfiles absolutamente distintos, como actores y como personas, a los que, sin embargo, le unía una sincera y muy bonita amistad.

 

La risa salvó a un superhéroe

Tal es así que una intervención inesperada e hilarante de Robin Williams consiguió salvar la vida a Christopher Reeve al poco de tener el accidente que le dejó en silla de ruedas.

 

Accidente ecuestre

Por si alguien no lo recuerda, Christopher Reeve, el actor que diera vida a Superman, tuvo un accidente gravísimo tras caer de su caballo en una competición de salto de obstáculos celebrada en Culpeper, Virginia (Estados Unidos).

 

 

 

Lesiones incurables

Ocurrió el 25 de mayo de 1995. Ese día, la vida de Christopher Reeve cambió para siempre. La caída le fracturó dos vértebras cervicales y le seccionó la médula espinal, perdiendo la movilidad total de su cuerpo.

 

Operación a vida o muerte

Tras el accidente, Christopher Reeve sabía que la situación era irreversible. A pesar de ello, debía ser sometido a una operación en la que sus opciones de salir con vida eran del 50%.

 

La nueva realidad de Christopher Reeve

Así afrontaba el actor su nueva realidad, a la espera de entrar a quirófano del Centro Médico de la Universidad de Virginia, donde le volverían a unir el cráneo a la columna.

 

 

Durísima confesión

Como confesaría años más tarde en una entrevista con Barbara Walters (en la foto), la noche previa a la operación, Christopher Reeve "quería morir". No se veía con fuerzas para seguir viviendo cómo le había tocado hacerlo.

 

Y de repente, Robin...

Todo cambió con una inesperada visita en plena noche. La puerta se abrió de golpe y, tras ella, apareció un tipo extraño, ataviado con un gorro azul, una bata amarilla de quirófano y unas gafas, hablando con acento ruso.

 

 

¿Un proctólogo?

Lo primero que dijo aquel extraño doctor fue: "Soy el proctólogo y vengo a realizarle un examen rectal".

 

Recuperando al Dr. Kosevich

Resultó que ese doctor con acento ruso era Robin Williams, quien había recuperado al Doctor Kosevich, su personaje en la comedia de 1995 'Nueves Meses' ('Nine Months'), que se estrenaría dos meses después del accidente de Christopher Reeve.

 

Risas terapéuticas

El efecto que tuvo la entrada triunfal de Robin Williams fue inmediato en su amigo, pues fue la primera vez que se rió desde que tuvo el accidente.

 

Hay un amigo en mí

Pero esa risa tuvo un impacto mucho mayor de lo esperado en Christopher Reeve. Su amigo Robin Williams le ayudó a darse cuenta de que quería seguir viviendo.

 

'Por primera vez desde el accidente, me reí'

"Por primera vez desde el accidente, me reí. Mi viejo amigo me ayudó, de algún modo, a darme cuenta de que todo iba a ir bien", le comentó a Barbara Walters.

Vivió y ayudó a muchos a vivir

Tras la operación, Christopher Reeve daría visibilidad a su dolencia, fundó 'Christopher and Dana Reeve Foundation', trabajó como productor y se convirtió en un ejemplo de superación para Hollywood y el mundo entero.

 

 

 

 

Dos pérdidas irreparables

Christopher Reeve falleció en octubre de 2004 de un ataque al corazón, cuando tenía 52 años. Por su parte, Robin Williams se quitaría la vida en agosto de 2014, con 63 años.

 

Superhéroes y cómicos

Mientras el recuerdo de ambos sigue más que vigente en Hollywood, todo el mundo tiene claro que estos dos seres de luz se fueron demasiado pronto. El mundo sigue necesitando superhéroes y gente que haga reír y será imposible encontrar a dos como ellos.

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