Destinos donde acaba el mundo
Skellig Michael tiene toda la apariencia ideal de isla recóndita en la que refugiarse para hallar la paz. Y, sí, fue refugio para monjes entre los siglos VI y XII. Esos eremitas (apenas una docena habitualmente) resistieron los ataques vikingos y cultivaron el misticismo en este pedazo de roca y de hierba frente a las costas de Irlanda. El turismo de masas ha llegado a todas partes y también a este islote. Pero un paseo por sus senderos, si hay suerte, puede sanarnos el alma durante un rato. No obstante, hay más destinos paradisiacos y lejanos donde ir en busca de la paz tan necesaria en estos tiempos.
Imagen: Michael / Unsplash
Los mares del Sur. Samoa. Y, concretamente, Upolu, la isla donde está enterrado Robert Louis Stevenson. Donde el autor de 'La isla del tesoro' buscó la paz en sus últimos días. En su tumba está escrito un réquiem: "Here he lies where he longed to be;/ Home is the sailor, home from sea, / And the hunter home from the hill". (“Aquí yace donde quiso yacer;/ de vuelta del mar está el marinero, /de vuelta del monte está el cazador”).
El lugar habitado más recóndito de Groenlandia. Un confín en el que recogerse y al que sólo se puede llegar (y sólo durante algunos meses) en helicóptero o barco. Gran parte del año este lugar vive aislado.
Imagen: De Hannes Grobe, AWI - Trabajo propio, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2978249
Estas islas situadas en la Polinesia son un resto lejano del Imperio Británico. Se le considera el país menos poblado del mundo y en una de sus playas (cuenta la leyenda) arribaron allá por 1789 los amotinados del Bounty, que pretendieron iniciar aquí una nueva vida.
Imagen: De Makemake, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1965134
En la región chilena de Atacama hay zonas de inmensa belleza natural, parajes desérticos donde perderse, lagunas en medio de la nada (en la imagen, un rincón de la Reserva Natural Los Flamencos) y, según los expertos, áreas que son el mejor lugar del planeta donde contemplar el firmamento estrellado debido a la mínima contaminación lumínica que se produce en este pedazo del sur de América.
Imagen: Paula Porto / Unsplash
Alaska evoca la gran aventura del Norte y sus carreteras que avanzan hacia lo salvaje (como la de la imagen, en Denali) son líneas de fuga fascinantes.
Imagen: Kirby Love / Unsplash
Las islas griegas son un destino turístico habitual pero hay tantas que, quizás, si se busca bien el lugar adecuado, podamos allí huir del mundanal ruído. La imagen es de Folegandros pero también está Ítaca (de tan homérico nombre) o Hydra, donde Leonard Cohen vivió unos años, o Patmos, cuya geografía incluye una cueva en la que, según la leyenda, San Juan se ocultó para escribir su Apocalipsis.
Imagen: Chris Ouzounis / Unsplash
Otro lugar donde perderse, bello por inhóspito, ajeno a las rutas turísticas. El desierto de Tabernas, en Almería, donde se rodaban los spaghetti westerns de los años 70.
Imagen: De Dgalan - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=69271734
Filipinas es una nación que contiene un sinfín de islas paradisíacas. Romblón (en la imagen) es el nombre de una provincia y de una isla. Naturaleza salvaje aunque, lamentablemente, amenaza por actividades mineras e industriales depredadoras. Pero todavía, en rincones de Filipinas, la paz de la naturaleza prevalece.
Imagen: Pixmike / Unsplash
Pero no todo es contemplar el océano. El interior de Portugal tiene en la región de Trás-Os-Montes (fronteriza con España) un horizonte de paisajes donde la quietud reina.
Imagen: De Miguel Vieira from Redwood City, CA, USA - Parque Natural de Montesinho Porto Furado trailUploaded by tm, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=26888384
Los paisajes de Namibia son majestuosos allá donde desierto y océano se dan la mano. Una geografía inmensa donde es posible el silencio.
Imagen: Sergi Ferrete / Unsplash
Horizonte infinito en Mongolia, país inhóspito donde la naturaleza resulta todopoderosa.
Imagen: Bolatbek Gabiden / Unsplash
Otro paisaje que induce al silencio: el salar de Uyuni, en Bolivia. Un inmenso desierto de sal con un blanco cegador cuando el sol es fuerte.
Imagen: Diego Aguilar / Unsplash
Al noroeste de Islandia está la región de Vestfirðir, que se considera la menos habitada del país. Para quienes buscan soledades y aislamiento.
Imagen: Einar H. Reynis / Unsplash
Un islote por el que pasear, casi pegado a la costa de Fuerteventura. Para visitarlo hay que pedir un permiso a las autoridades.
Imagen: Michael Baccin / Unsplash
El segundo desierto de dunas más grandes del mundo está en China. Se halla también en la lista de los lugares más despoblados del planeta. Quien llegue hasta aquí seguramente tendrá una experiencia de soledad que le haga olvidar el ruído del planeta guerreando absurdamente.
Imagen: De Pravit - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3575981